8 características (y rasgos) de las personas orgullosas

El orgullo puede hacer que las personas se comporten de forma soberbia y altiva. Es importante identificar a las personas orgullosas de nuestro entorno y saber cómo actuar adecuadamente con ellas para proteger nuestra salud mental.

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La palabra orgullo puede cobrar una connotación positiva o negativa en función del contexto. Así, podemos sentir orgullo cuando alguien a quien queremos conquista un logro en su vida. Sin embargo, también podemos comportarnos como personas orgullosas cuando no nos dignamos a disculparnos tras haber cometido un error.

El orgullo en su versión más negativa puede ser un problema para la propia persona y para quienes le rodean. Este tipo de comportamiento se puede asociar a la soberbia, ocasionando así problemas en diferentes situaciones sociales. Si tienes dudas acerca de si alguien de tu entorno peca de ser demasiado orgulloso, en este artículo despejarás tu duda, porque hablaremos acerca de las características que mejor definen a las personas orgullosas.

Rasgos de las personas orgullosas

Antes de nada, es importante definir qué entendemos por ser una persona orgullosa. De manera resumida, podríamos decir que el orgullo puede llevar a las personas a mostrar un “exceso” de autoestima. Esto se vincula con actitudes soberbias, prepotentes y altivas, que muchas veces aparecen como escudo defensivo en personas que han sufrido en su pasado.

Así, quien actúa guiado por el orgullo suele tener dificultad para reconocer sus errores y retractarse. Esto se convierte en un importante defecto, ya que complica notablemente la relación con otras personas. Lidiar con personas orgullosas puede ser una tarea difícil e incluso desquiciante. Por ello, es importante identificar cuando nos encontramos ante alguien con esta tendencia para poder establecer límites a tiempo. A continuación, vamos a comentar algunas características propias de las personas orgullosas.

1. Tienden a autoengañarse

El autoengaño es una herramienta utilizada con frecuencia por las personas orgullosas. Con él, el individuo logra protegerse de los aspectos de sí mismo y de la realidad que le desagradan. Así, construye una visión de las cosas distorsionada y alejada de la realidad. Al autoengañarse, las personas orgullosas pueden sentirse capaces de hacer cosas que en realidad escapan a su capacidad, sobrevalorando sus habilidades.

2. No resuelven conflictos, los “ganan”

Las personas orgullosas no tratan de buscar conciliación con los demás cuando aparecen roces y conflictos. Por el contrario, buscan “ganar”, ya que ven estas situaciones como batallas en las que sí o sí deben llevar la razón. Esto hace que la asertividad brille por su ausencia y los problemas con pareja, amigos y familiares sean frecuentes.

3. No piden disculpas cuando corresponde

Al hilo de lo anterior, las personas orgullosas no piden disculpas cuando toca. En su lugar, mantienen una postura rígida que les impide reconocer lo que han podido hacer mal. Se muestran convencidos de que es el otro el responsable de lo que sucede y esperan sentados a que sea él el que de el paso de pedir perdón. Esto hace que muchas veces sus relaciones se vean seriamente dañadas, pues no logran dar su brazo a torcer y reparar el daño causado a los demás. Lo máximo que pueden llegar a hacer es justificarse con argumentos de todo tipo, dando lugar a una disculpas a medias.

4. Recuerdan frecuentemente sus logros y cualidades

Las personas orgullosas desean mantener una imagen de sí mismas perfecta. Esto les hace alardear con frecuencia de sus logros y cualidades. A veces, pueden recurrir a historias del pasado para reafirmarse en el presente, tratando siempre de desviar las conversaciones hacia todo lo que han hecho o hacen bien, lo que han conseguido, etc.

5. Les cuesta pedir ayuda

Las personas orgullosas tienen cierto complejo de superhéroes, es decir, se creen capaces de todo. Creen firmemente que no necesitan a los demás para nada y esta superioridad les impide pedir ayuda a pesar de necesitarla. Para ellas, esto sería algo así como un gesto de debilidad o poca valía personal. En algunos casos, pueden llegar a ofenderse incluso cuando alguien se ofrece a echarles una mano.

6. Son inseguras

Muchas veces se asume que las personas orgullosas están encantadas de conocerse. Sin embargo, muchas veces este comportamiento aparece precisamente como forma de compensar miedos e inseguridades. Quienes han sufrido experiencias dolorosas en el pasado pueden utilizar el ensalzamiento de su persona como una forma de protegerse y crear una armadura invisible ante el daño.

7. Adoptan una actitud dominante

Las personas orgullosas pueden adoptar una actitud dominante que dificulta las relaciones con sus seres queridos. El orgullo les lleva a actuar siguiendo su criterio, ignorando a los demás. Hacen las cosas como consideran e imponen su forma de pensar. No toleran la existencia de otros puntos de vista o, en su defecto, los infravaloran. En el plano laboral pueden actuar como líderes autoritarios, pues asumen que sus habilidades rozan la perfección y los demás difícilmente podrán igualarlas.

8. Necesitan continua aprobación social

Todo el mundo obtiene disfrute de la aprobación social. Sin embargo, para alguien orgulloso este es el bien más preciado. El orgullo les lleva a necesitar imperiosamente que los demás den el visto bueno a lo que dicen y hacen, ya que con ello su imagen de superioridad se dilata aún más. Esto puede llevarles a alardear, mostrando sus cualidades, logros y atributos ante los demás con el fin de lograr admiración. El problema es que muchas veces este comportamiento despierta una respuesta de rechazo en los otros, que ven en la persona orgullosa a alguien engreído y prepotente.

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¿Cómo actuar ante una persona orgullosa?

Si todas las características que hemos comentado te recuerdan a alguien de tu entorno, es posible que te preguntes cuál es la forma adecuada de actuar. Aunque no hay una fórmula mágica, algunas recomendaciones pueden ser de ayuda.

  • Aprecia también sus cualidades: Sí, el orgullo es un defecto. Sin embargo, tampoco es justo definir a una persona en su totalidad en base a uno de sus puntos débiles. Piensa en otras cualidades que esa persona tiene y lo que te aporta en positivo. Todos tenemos cosas que mejorar, y reconocer también lo bueno nos ayuda a tratar a esa persona con más paciencia y afecto.

  • Establece límites: Si esa persona orgullosa te hace daño con su comportamiento, es importante que puedas expresarle cómo te hace sentir de manera asertiva. Hazle saber que te hiere que no se disculpe o no reconozca sus errores y proponle buscar formas de encontrar un punto común para resolver la situación. Si esa persona no se muestra abierta a cambiar o mejorar, quizá deberías plantearte tomar distancia en la medida de lo posible.

  • Trata de entender el porqué del comportamiento de esa persona: Esto no significa que se deba justificar lo que hace o pasarlo por alto. Sin embargo, puede ayudar el contextualizar lo que sucede y entender qué historia pasada tiene la persona que pueda estar influyendo en su conducta actual.

  • Acepta que no puedes cambiar a esa persona: Este punto es muy importante, pues muchas veces actuamos como salvadores que buscan librar a los demás de lo que son o lo que les ocurre. Si bien podemos ayudar a esa persona a mejorar en algunos aspectos, es imposible cambiar toda su forma de ser. Tratar de hacerlo es garantía de frustración, ya que sólo ella misma es la que puede hacerlo si se lo propone firmemente.

  • Señala lo que te molesta en el momento: Es importante tener en cuenta la importancia de señalar lo que nos molesta del otro en el momento. Guardarnos dentro lo que nos hiere y escupirlo de forma brusca cuando ya ha pasado tiempo sólo servirá para que la persona orgullosa reciba aún peor el mensaje y se posicione como víctima. La asertividad en el momento que toca es clave para poder modificar ciertos comportamientos que nos molestan.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las características más comunes de las personas orgullosas. El orgullo es una emoción que puede variar en su connotación dependiendo del contexto. Cuando se convierte en algo negativo es cuando hace a las personas actuar desde la soberbia, el ego, la prepotencia, etc. Lidiar con personas orgullosas en nuestro entorno no es fácil, pues se trata de una forma de ser relacionada con algunas características problemáticas.

Entre ellas destacamos la necesidad de aprobación social, el carácter dominante y controlador, la tendencia al autoengaño, el buscar ganar los conflictos, tener dificultad para pedir disculpas y ser asertivo y no pedir ayuda a los demás cuando se necesita. Añadido a esto, el orgullo muchas veces actúa como un escudo protector en personas que han sufrido mucho en el pasado, compensando así cierta inseguridad o sentimiento de inferioridad. El orgullo también puede hacer que las personas se comporten de manera algo cargante, pues no dudan en recordar continuamente sus logros y cualidades ante los demás.

Cuando alguien de nuestro entorno se comporta de esta manera, es importante que aceptemos que no es nuestra responsabilidad cambiarle. También es clave poner límites y ser asertivos, así como entender el contexto y la historia de vida que ha podido llevar a la persona a actuar de esa forma.En lugar de acumular dentro lo que nos hiere, es importante señalar lo que nos molesta del otro en el momento, con el fin de que él pueda decidir si quiere cambiarlo o no. En este último caso, tendremos que valorar tomar distancia para cuidarnos y protegernos.

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