¿Cómo aprender a dar consuelo? 7 claves definitivas

Brindar consuelo a nuestros seres queridos durante los momentos de dificultad resulta esencial. Para hacerlo correctamente, es clave saber escuchar sin juicios evitando palabras vacías o sermones, así como fomentar la resiliencia de la persona.

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Todos hemos pasado por trances y momentos complicados. En los momentos más ásperos, no siempre recibimos del entorno el apoyo que deseamos. Esto no significa que las personas que tenemos cerca no nos quieran o no se preocupen por nosotras. Muchas veces, esto se relaciona con la ausencia de educación emocional generalizada en la sociedad.

No nos han enseñado a desenvolvernos en este tipo de escenarios y esto nos puede impedir el saber dar consuelo cuando corresponde. Por ello, nosotros mismos también podemos equivocarnos y no saber ofrecer nuestro sostén emocional a los seres queridos que pasan por momentos dolorosos. Desde la infancia nos enseñan que las emociones difíciles son algo negativo y por ello deben ser reprimidas u ocultadas. Esto nos hace complicado lidiar con los estados desagradables tanto propios como ajenos.

De ahí que cuando alguien sufre, sentimos que tenemos una enorme llamarada pendiente por apagar rápidamente. Lo cierto es que no hay ningún fuego que apagar y aprender a consolar implica, en primer lugar, aprender a tolerar las emociones complejas que experimentan nuestros allegados. Sólo de esta forma podremos escuchar con serenidad y ofrecer un apoyo genuino en lugar de llenar el silencio con frases vacías. En este artículo vamos a comentar algunas claves definitivas que son de ayuda para brindar apoyo y consuelo a una persona.

7 claves definitivas para consolar a alguien

Cuando alguien cercano está pasando por un mal momento, es común que nuestra primera reacción sea la de restar importancia al problema o recurrir a frases positivas para animarle. Aunque bienintencionadas, estas estrategias suelen conducir a la invalidación de las emociones que esa persona está sintiendo, lo que le puede hacer sentir profundamente incomprendida e incluso juzgada.

Normalmente, cuando alguien está pasando por dolor emocional, no espera de los demás un consejo bien pensado o una frase rimbombante. Más bien, necesita una escucha genuina sin muchas florituras. Con frecuencia, a la hora de dar apoyo menos es más, de manera que poner toda nuestra atención va a ser más útil que hablar sin sentido.

En los momentos complicados, lo más probable es que tú no puedas (ni debas) hacer nada para eliminar el sufrimiento del otro. Más bien, tú papel debe ser el de ofrecer acompañamiento y sostén, dejando que esa persona pueda desahogarse con libertad. A continuación, vamos a comentar algunas de las claves más importantes para poder consolar a alguien de manera adecuada.

1. Escucha de manera activa

Brindar consuelo tiene poco que ver con hablar y mucho con escuchar. Por ello, apoyar a alguien en momentos difíciles requiere saber recibir su mensaje de manera abierta. Esto implica escuchar sin interrumpir, mirar a los ojos, estimular la expresión del otro con gestos y coletillas y hacer preguntas. Todas estas señales dan cuenta de si estamos escuchando de verdad o, por el contrario, no estamos limitando a oír con escaso interés.

En momentos de dolor, todos necesitamos sentir que los demás se preocupan por lo que nos ocurre. Necesitamos hablar, sacar fuera lo que llevamos dentro y notar que somos importantes. Si esto no ocurre, es difícil que haya cabida para el apoyo y el consuelo. Hoy en día es difícil encontrar a alguien que sepa escuchar realmente.

La mayoría de personas están mirando su móvil mientras les hablas, cambian bruscamente de tema e incluso desvían la conversación hacia ellas mismas. Si esa persona te requiere en un momento en el que tú no puedes darle toda tu atención, es preferible que se lo hagas saber con sinceridad y le propongas hablar en otro momento. Puedes proponerle tomar algo otro día para que te pueda contar lo que le ocurre con calma.

2. No des por hecho lo que esa persona necesita

Cuando alguien está pasando un mal momento, podemos caer en el error de dar por hecho lo que esa persona necesita. Esto puede conducirnos a hacer más daño sobre el daño. Por ello, lo mejor que podemos hacer es sencillamente preguntar al otro cómo le podemos ayudar. Hay quienes en momentos difíciles necesitan hablar y estar acompañados. En cambio, otros pueden requerir soledad para reflexionar y recuperarse a sí mismos. Dar por sentado cómo tenemos que ayudar puede hacernos incomodar a esa persona y, lejos de facilitarle las cosas, hacerle sentir aún peor.

3. Evita las frases vacías

Todos hemos oído frases hechas comunes que se utilizan con el fin de animar a quien está pasando por momentos complicados. Como adelantamos al inicio, muchas veces estas palabras terminan por empeorar la situación, ya que se utilizan para llenar el silencio y no como un consuelo genuino para la otra persona.

Para empezar, debemos mentalizarnos de que no siempre es necesario decir algo. Hay situaciones que sencillamente son dolorosas y ninguna palabra puede aliviar el impacto que producen. En estos casos, lo mejor que podemos hacer es mantener silencio y ofrecer afecto mediante gestos como abrazos, caricias. Si deseas decir algo, un sencillo “te quiero” puede ser más sanador que cualquier discurso preparado.

4. Facilita la expresión emocional del otro

Aunque no digamos nada, nuestro lenguaje no verbal es muy importante. A través de él transmitimos mucho más de lo que pensamos. La expresión de nuestro rostro y nuestro lenguaje corporal permiten, entre otras cosas, hacer que el otro se sienta en un clima de confianza y seguridad. Ofrecer estas sensaciones puede ayudar a que esa persona pueda abrirse con más facilidad o simplemente mantener un estado emocional más calmado.

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5. No es momento de culpar o juzgar

A veces, puede que caigamos en el error de responsabilizar a la persona de lo que le pasa,llegando incluso a juzgarla o culparla con frases hirientes. Recuerda que si deseas consolar de verdad, no es momento de reproches o de señalamientos. Evitar expresiones como “ya te lo dije”, “la culpa es tuya”, “has llegado aquí porque has querido”... te permitirá conectar de verdad con su malestar, sentir compasión y empatía. Deja los discursos para otro momento y no des consejos que no se te han pedido.

6. Acompaña a lo largo del tiempo

Cuando a alguien cercano le sucede un evento doloroso, es frecuente que todo el entorno se vuelque justo cuando este tiene lugar. Sin embargo, a lo largo del tiempo la persona sigue sufriendo con un apoyo que se disipa rápidamente. Esto es especialmente importante cuando un ser querido está en proceso de duelo. Recuperarse del fallecimiento de alguien cercano requiere tiempo y es clave contar con personas cerca durante todo ese proceso.

Por eso, si hay alguien de tu familia o amigos que está en esta tesitura, es importante que sigas pendiente durante unos cuantos meses. Normalmente, el mayor dolor no llega en los primeros instantes tras la pérdida, sino después. Por eso, nuestro papel como fuente de consuelo es el de estar ahí en esos momentos más críticos.

7. Alimenta la resiliencia de esa persona

La resiliencia hace referencia a la capacidad de las personas de sobreponerse a la adversidad. Ante un evento doloroso, las personas resilientes saben poner en marcha recursos y estrategias que les permiten sobrellevar el dolor y recomponerse a pesar de lo vivido. El entorno juega un papel muy importante en este sentido.

Cuando disponemos de una red que nos proporciona sostén, es más fácil lidiar con el sufrimiento. En definitiva, logramos adquirir mayor resiliencia. Por ello, si alguien cercano está pasando por un mal momento, puede ser de gran ayuda que le invites a realizar conjuntamente alguna actividad gratificante: salir a tomar algo, hacer ejercicio, pintar… son sólo algunos ejemplos. De esta manera, la persona se sentirá no sólo mejor anímicamente, sino también más capaz y válida.

Conclusiones

En este artículo hemos comentado algunas claves importantes que pueden ser de ayuda para acompañar y consolar a esas personas cercanas que están atravesando un momento difícil. Desde la infancia nos enseñan que las emociones desagradables son algo negativo que tenemos que reprimir o evitar. Esto hace que la mayoría de las personas se sientan profundamente incómodas frente a las emociones difíciles propias y ajenas. Sin embargo, lo cierto es que todas las emociones son igualmente válidas y necesarias.

Por ello, cuando alguien cercano está lidiando con un momento doloroso, es clave que sepamos acompañarle y sostenerle sin tratar de eliminar su dolor. Consolar adecuadamente es una tarea importante, pero muchas veces se hace (aunque con buenas intenciones) de manera errónea. Por ello, algunas claves son útiles para evitar hacer más daño sobre el daño.

Entre ellas destaca el saber escuchar de forma activa, no dar por sentado lo que esa persona necesita, evitar las frases y palabras vacías, facilitar la expresión emocional del otro, evitar juzgar o culpabilizar, acompañar a lo largo del tiempo que dure el proceso doloroso y contribuir a alimentar la resiliencia de la persona. Este tipo de estrategias nos permiten conectar con la otra persona de manera genuina, ayudando a que se sienta escuchada y con un espacio donde desahogarse sin juicios de por medio. De esta manera, logramos acoger y sostener el dolor ajeno sin minimizarlo.

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