¿Cómo trabajar con personas dominantes? En 6 consejos

Lidiar con personas dominantes puede ser muy difícil, especialmente cuando son compañeras de trabajo. No obstante, algunas claves pueden ayudar a marcar distancia y poner límites.

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Cada persona es única y diferente. Precisamente, esto es lo que hace que relacionarnos con los demás sea siempre enriquecedor. Quienes nos rodean nos aportan cosas al mismo tiempo que nosotros hacemos lo mismo hacia ellos. Sin embargo, esta diversidad en la manera de ser y actuar puede a veces resultar problemática, especialmente en el ambiente laboral. Cooperar en equipo es esencial en las organizaciones y empresas, pero para que un grupo funcione bien es crucial que haya sintonía entre los miembros del mismo. A veces, cuando hay enormes diferencias en la manera en la que cada uno es, colaborar puede hacerse difícil ya que surgen roces, desacuerdos y conflictos.

En particular, la situación en el trabajo puede hacerse especialmente complicada cuando nos toca lidiar con un compañero de temperamento dominante. Estas personas son habitualmente definidas por los demás como “difíciles” y suelen encontrar problemas para negociar, flexibilizar y respetar otras opiniones y puntos de vista. A veces, incluso pueden mostrar actitudes agresivas y fuera de tono que incomodan y enturbian el clima en la oficina. En este artículo hablaremos sobre este tipo de personas de carácter dominante y cómo poder lidiar con ellas en el entorno laboral.

El estilo de personalidad y la dinámica de grupo

El estilo de personalidad de cada uno es resultado de la confluencia de diferentes variables. Por ello, cada persona posee una forma de ser y estar en el mundo única. En el espectro del que estamos hablando hay personas más tendentes a dominar, mientras que otras son más proclives a la pasividad y la sumisión. En todos los grupos suelen coexistir individuos con temperamentos diferentes, de manera que cada persona ocupa un rol determinado. No obstante, en muchos casos las personas no se identifican con ninguno de estos dos extremos, pues muestran una forma de ser más neutra o equilibrada.

Nuestros antepasados ya se organizaban en grupos sociales donde un líder dominante era el que dictaba qué hacer a los demás. Esta fórmula ha sido siempre la mejor para la organización de las comunidades humanas. Al fin y al cabo, un grupo en el que todos quieren dominar está condenado al conflicto y al fracaso.

Sin embargo, en los grupos de trabajo la situación es algo más compleja. No elegimos a nuestros compañeros y no siempre hay un líder claro. Por ello, toca echar mano de habilidades sociales para negociar, poner límites y mantener unas normas en la dinámica grupal. Aunque cada uno puede ocupar un rol más o menos claro, eso no implica que una persona tenga derecho a imponer su criterio a los demás. Por supuesto, tampoco es admisible que aparezcan faltas de respeto, humillaciones o gestos de desprecio.

Características de una persona dominante

Todos hemos tenido que lidiar con personas de temperamento dominante en algún momento de la vida. Sin embargo, cuando esto ocurre en el trabajo el problema se hace algo más difícil. Al fin y al cabo, no podemos dejar de ver a esa persona o reducir nuestro tiempo con ella. Nos toca pasar la jornada a su lado y, por ello, tenemos que aprender a manejar la situación. Puede que tengas algunas dudas sobre si estás ante una persona de temperamento difícil o no. Sin embargo, aquí veremos algunas características clave que te pueden ayudar a identificarla:

  • Controladoras: Las personas dominantes quieren ser líderes y mandar. Esto hace que olviden las opiniones o necesidades de otros en favor de las suyas propias. Es decir, pisan al resto con tal de tener el control de la situación y conseguir lo que quieren. No delegan ni permiten que otros se encarguen de algunos asuntos porque eso implicaría reducir su poder.

  • Entrometidas: Las personas dominantes suelen ser entrometidas y esto les hace aconsejar sin que nadie se lo haya pedido. Se sienten con el derecho de valorar lo que los demás hacen y actúan con superioridad. Esto puede intimidar a quienes están alrededor, lo que genera tensión y distanciamiento.

  • Egocéntricas: Las personas de carácter dominante viven creyendo que son el centro de atención. Cualquier momento en el que se sienten eclipsadas lo viven como una amenaza a su poder y enseguida tratan de recuperar el control.

  • Manipuladoras: Las personas dominantes son muy manipuladoras. Esto les lleva a utilizar a los demás a su antojo, chantajeando si es necesario para conseguir que se sientan culpables. Creen tener la verdad en su mano y por eso insisten en que los demás hagan lo que ellas quieren.

  • Abarcan la toma de decisiones: Las personas manipuladoras buscan siempre abarcar la toma de decisiones. Creen que su opinión es la única válida y por eso no tienen en cuenta la opinión de otros a la hora de decidir. En definitiva, quitan valor a lo que los demás piensan y son intolerantes.

  • No reconocen sus errores: Como creen tener siempre la razón, se les hace muy difícil aceptar cuando se equivocan. Por ello, suelen ser orgullosas e incapaces de rectificar.

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Cómo trabajar con personas dominantes: 6 claves

No hay nada más estresante que lidiar con un compañero de trabajo insufrible que quiere dominar siempre la situación. Recuerda que nadie tiene derecho a menospreciar tu valor ni quitarte voz en el equipo. Si esa persona cada vez abarca más control de la situación , es momento de tomar cartas en el asunto. Algunas medidas pueden ayudarte a posicionarte en el grupo donde te corresponde y marcar líneas rojas a esa persona.

1. Gestiona tus emociones

Es importante que aprendas a gestionar tus emociones de forma adecuada. Si dejas que tus estados internos broten sin control, te costará mucho más posicionarte y resolver el problema. No te dejes llevar por los sentimientos del momento y mantén la calma. Puede ayudarte a realizar ejercicios de respiración o hacer ejercicio para partir de un estado basal más sereno.

2. Evita ir más allá de lo profesional

Puede que con algunos compañeros sea posible conectar más allá de lo profesional. Esto es genial, pero con personas dominantes puede dificultar las cosas. Recuerda que esa persona tratará de pisarte siempre que pueda, por lo que ceñirse a lo estrictamente necesario reducirá sus oportunidades de atacar. Trata de centrarte en las tareas pendientes sin perderte en conversaciones más informales y cálidas, no le des mucha confianza y mantén la seriedad.

3. Sé asertivo

La asertividad nos permite defender nuestros derechos sin por ello pisar los de los demás. Cuando una persona dominante trata de menospreciar nuestras necesidades y opiniones, es momento de mantener la firmeza con un mensaje tranquilo pero muy claro. En este sentido, puede ayudarte recurrir a técnicas como el disco rayado. Responder de manera reiterada tu opinión evitará que acabe manipulándote y saliéndose con la suya.

4. No te disculpes

Las personas dominantes son expertas en el arte de la manipulación. Aunque son ellas las que generan conflictos y tensiones, saben dar la vuelta a la tortilla con destreza. Por ello,acaban por posicionarse como víctimas y exigen que los otros se disculpen y asuman la responsabilidad. Es importante que no caigas en esta trampa y tengas claro qué ha pasado en realidad. No tienes porqué disculparte si realmente tú no has tenido la culpa.

5. Toma distancia

Si todas estas tácticas no te han servido, quizá es momento de hablar con tu empresa y considerar un cambio en la organización de los equipos. Muchas organizaciones cuentan con programas de convivencia y resolución de conflictos que dirigen profesionales de la psicología. Infórmate y solicita este recurso si lo hay. En el peor de los casos, puedes simplemente pedir un cambio de grupo o a otra sección de la empresa.

6. Procura tener pruebas escritas

Las personas dominantes manipulan y tergiversan la información. Para evitar esto, trata de tener pruebas escritas de sus palabras que demuestren la verdad. Esto te ayudará a poner freno a sus intentos de hacerse la víctima a la primera de cambio. Puedes recurrir al mail para hablar con ella de cualquier tema importante y así asegurar que no hay modificaciones en el discurso.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas claves para lidiar con personas dominantes en el entorno laboral. Todos hemos tenido que relacionarnos con personas tendentes a pisar a los demás y esto puede ser muy difícil de manejar cuando es un compañero de profesión. Las personas dominantes suelen ser manipuladoras, egocéntricas, agresivas, controladoras, entrometidas e incapaces de delegar y reconocer los errores. Si crees que en tu equipo de trabajo hay alguien con este perfil, puede que sea necesario tomar cartas en el asunto.

Lo mejor que se puede hacer en estos casos es ser muy asertivo y marcar límites de manera clara y firme. No se debe dar confianza a esa persona ni tratar de establecer contactos más allá de lo profesional. Así, sólo se conseguirá aumentar las oportunidades de la persona dominante para pisar nuestros derechos. Tampoco se debe pedir disculpas cuando es la otra persona la que ha creado el conflicto. Esto implicaría ceder a su manipulación y entrar al juego del chantaje y el victimismo.

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