5 mitos sobre la Soledad, desmentidos

Siempre que se habla de soledad la conversación queda envuelta de un aura negativa. Podríamos decir que la soledad y todo lo que la rodea no es algo popular y posee bastante mala prensa. La mera idea de pasar tiempo sin compañía genera rechazo en un gran número de personas. Desde hace siglos, la soledad ha sido utilizada como una forma de castigo, por lo que no es sorprendente que hoy huyamos de ella.

Si bien es cierto que la soledad impuesta puede generar mucho sufrimiento, estar solos no siempre es sinónimo de tristeza, aislamiento o miedo. La soledad no tiene por qué entenderse en términos de todo o nada. Es decir, podemos compaginar el tiempo de calidad con los demás con el autocuidado. Así, aunque es indudable que somos seres sociales y necesitamos de los demás para sobrevivir, esto no está reñido con disfrutar de ratos para nosotros mismos en soledad. De hecho, esto puede implicar numerosos beneficios para la salud mental.

Estar solos puede ayudarnos a tener momentos de disfrute, conocernos mejor, crecer como personas y aprender. Aunque superar la barrera del miedo a la soledad puede ser una tarea difícil en muchos casos, lo cierto es que una vez que se consigue se puede mejorar el bienestar con uno mismo, vivir de forma más relajada y formar relaciones más saludables con los demás sin cabida para la dependencia excesiva.

Cuando convivimos en grupo sin reservar pequeños momentos de soledad, es fácil perder la capacidad para tomar decisiones de manera autónoma, realizar actividades de forma independiente y vivir la vida como realmente nos gustaría, pues nos encontramos a expensas de los demás. Sin embargo, las creencias erróneas sobre la soledad nos llevan a huir de ella de forma casi automática. Por eso, en este artículo vamos a desmentir algunos de los mitos más comunes relacionados con ella.

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5 mitos sobre la soledad

A continuación, desmentimos algunos de los mitos principales asociados con la soledad.

1. La soledad es cosa de ancianos

Siempre que se habla de soledad últimamente es en relación a la tercera edad. Por supuesto, nuestros mayores se encuentran en una situación de mucha vulnerabilidad en este sentido. En este tramo de la vida se producen muchos cambios familiares y sociales que, unidos a los problemas de salud y el envejecimiento, hacen que muchos ancianos vivan en una soledad no elegida. Sin embargo, esto no significa que la soledad sea algo propio de la vejez. Todos podemos sentirnos solos en cualquier momento de nuestra vida, ya sea en la infancia, adolescencia o etapa adulta. Es decir, la soledad no tiene que ver con la cantidad de gente que físicamente está cerca sino con el sentimiento de apoyo y conexión con quienes nos rodean.

2. La soledad siempre es negativa

Son muchas las personas que se sienten solas en el mundo. Sin embargo, es importante diferenciar entre la soledad voluntaria y la no elegida. Cuando tomamos la decisión de pasar un tiempo con nosotros mismos, esto no es en absoluto algo negativo. De hecho, como ya comentamos la soledad es crucial para una buena salud mental. Sin embargo, la situación cambia cuando hablamos de una soledad no elegida. Es decir, cuando nos sentimos solos por imposición y no por propio deseo. Incluso en los momentos en los que la soledad es algo indeseado, este sentimiento es interesante en el sentido de que nos impulsa a reconectar con los demás y volver a integrarnos en el grupo social.

La soledad es algo negativo cuando persiste en el tiempo y nos hace vivir en un laberinto sin salida. En estos casos, se trata de algo dañino y peligroso, ya que corremos el riesgo de desarrollar problemas de salud mental y física por el intenso estrés que nos produce no contar con apoyo social. Al fin y al cabo, los seres humanos tenemos una naturaleza social que nos hace requerir a los demás para poder llevar una vida plena y satisfactoria.

3. Las personas que se sienten solas carecen de habilidades sociales

En muchos casos se culpa a la propia persona de su soledad de forma injusta. En este sentido, se suele asumir que quienes viven una soledad no deseada lo hacen por su incapacidad para relacionarse socialmente con éxito. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Muchas personas que viven totalmente solas se ven en esta tesitura por muchos aspectos diferentes, algunos de ellos fuera de su propio control. Por ejemplo, puede que sus amigos hayan fallecido o que sus familiares más cercanos vivan en otra ciudad. En estos casos, por muchas habilidades sociales que tenga la persona le será mucho más difícil disponer de apoyo y compañía.

4. La soledad es sinónimo de aislamiento social

En el lenguaje coloquial, se suele hablar de soledad y aislamiento social de manera indistinta. Sin embargo, estos términos hacen referencia a aspectos totalmente distintos. Muchas veces, se asume que la soledad viene dada por el número de personas que tenemos físicamente alrededor. Así, sólo pueden sentirse solas aquellas personas que carecen de compañía.

Sin embargo, la realidad es bastante más compleja. Muchas personas se sienten profundamente solas a pesar de estar siempre rodeadas de gente. De la misma forma, hay quienes se encuentran aislados en un sentido físico y, sin embargo, no sienten abandono o desconexión de sus seres queridos. Más que con el espacio físico, el sentimiento de soledad suele emerger a raíz de no sentirse visto, entendido o validado. Aunque estemos junto a otras personas, si las relaciones con ellas son meramente superficiales será esperable que en el fondo del alma sintamos mucha soledad.

5. La soledad se produce por la influencia de las tecnologías

Con el avance de las nuevas tecnologías, son muchos los que deciden achacar a estas la causa de todos los males. En este sentido, son muchos los que afirman que la tecnología ha sido un potente catalizador de la soledad actual. Sin embargo, la realidad es que las tecnologías han contribuido a hiperconectar el mundo. Gracias a las redes sociales, muchas personas que antaño se encontraban solas hoy pueden disfrutar de más oportunidades de socialización. En algunos casos, internet ha sido incluso la plataforma para formar relaciones en persona muy satisfactorias. Por ello, achacar la soledad al uso de los dispositivos es una explicación con poco fundamento.

Los beneficios de la soledad

Como vemos, la soledad no es siempre algo negativo que deba evitarse. De hecho, puede brindarnos muchos beneficios siempre y cuando sea elegida.

1. Descanso para la mente

Cuando interactuamos en el día a día con otras personas no somos del todo conscientes del esfuerzo cognitivo que esto requiere. Estar solos nos permite desconectar la mente y descansar de la constante estimulación que recibimos de nuestro entorno.

2. Mejora la autoconfianza

Cuando nos permitimos disfrutar de momentos de soledad y silencio, aprendemos a conocernos y comprendernos mucho mejor. Podemos dejar de oír el ruido de fuera y concentrarnos en aquello que sentimos y necesitamos. Este ejercicio nos ayuda a mejorar el conocimiento de nosotros mismos y nos proporciona autoconfianza.

3. Capacidad para tomar decisiones

Tomar decisiones puede llegar a ser muy difícil. Muchas veces, sucede que elegimos una u otra alternativa en base al criterio ajeno en lugar de escuchar nuestra voz interior. Por esta razón, la soledad a veces puede resultar una gran aliada. Al tomarnos momentos para estar únicamente con nosotros mismos, podemos reflexionar con mayor tranquilidad, sin ruidos de fondo que nos confunden aún más.

4. Relaciones más saludables

Muchas veces caemos en el error de pensar que cuanto más tiempo pasemos con los seres queridos, mejor. Sin embargo, estar continuamente en compañía de las personas que queremos puede hacer el efecto contrario al esperado, produciendo desgaste, fricciones e incluso dependencia emocional. Toda relación saludable requiere que las personas implicadas se encuentren bien consigo mismas y sean capaces de estar en algunos momentos sin la compañía del otro.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunos mitos comunes relacionados con la soledad. Con frecuencia, la soledad es percibida desde una connotación negativa. Se suele referir a ella como algo a evitar a toda costa. Sin embargo, la soledad siempre y cuando sea elegida puede ayudarnos a disfrutar de una mejor salud mental y relaciones más satisfactorias. Hay algunos mitos comunes que nos hacen ver la soledad de manera errónea. Lejos de ser algo propio de ancianos, la soledad puede afectar a personas de cualquier edad.

Además, la soledad no viene dada por el número de personas que tenemos alrededor, sino por nuestro sentimiento de sintonía con los otros. Esto hace que podamos estar siempre acompañados y, sin embargo, sentirnos profundamente solos. Por otro lado, la soledad no es algo derivado de las tecnologías, pues precisamente estas han contribuido a acercarnos más a quienes están lejos. También es importante remarcar que las personas que se sienten solas no tienen por qué ser menos competentes en las interacciones sociales. La soledad puede aparecer por la influencia de muchas variables, muchas de ellas ajenas al control de la propia persona (cambios familiares y sociales, por ejemplo).