4 mitos sobre la Felicidad, desmentidos

La felicidad es una cuestión que siempre ha suscitado interés en el ser humano. Sin embargo, existen numerosas creencias erróneas acerca de lo que significa ser feliz.

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La felicidad es un asunto que siempre ha sido motivo de interés y preocupación para los seres humanos. Desde la antigüedad, los filósofos y pensadores han tratado de desentrañar qué es exactamente ser feliz y cómo es posible conquistar este sentimiento. En la sociedad actual recibimos a menudo mensajes en pro de una idea de felicidad distorsionada.

Se suele hablar de recetas y fórmulas para poder llegar a un estado de felicidad plena, aunque cada vez parece más claro que la felicidad no es una meta en sí misma, sino una disposición ante la vida. De hecho, insistir en buscar continuamente la felicidad puede arrojar resultados contrarios a los esperados, incrementando nuestra frustración y angustia por no lograr sentirnos absolutamente satisfechos con la vida que tenemos.

Paradójicamente, uno de los mayores obstáculos que nos impiden llevar una vida feliz tienen que ver con las ideas erróneas que tenemos respecto a qué es la felicidad. Habitualmente, esta se asocia con la obtención de placeres materiales y gratificaciones externas, aunque nada más lejos de la realidad. Aunque conseguir bienes y logros nos brinda satisfacción, esta es meramente temporal.

Pronto nos acostumbramos a ello y recuperamos nuestro estado de bienestar basal, pues se produce el fenómeno de la adaptación hedonista. De acuerdo con esto, las personas nos acostumbramos rápidamente a las situaciones que se nos presentan, incluyendo aquellas altamente gratificantes y placenteras. Así, aunque obtengamos algo que nos hace sentir pletóricos a corto plazo, si este sentimiento se repite cada día termina remitiendo hasta volver a la normalidad. En este artículo vamos a comentar y desmentir algunos de los mitos más habituales en torno al concepto de felicidad.

¿Qué es la felicidad?

En términos generales, la felicidad suele definirse como una emoción que aparece cuando experimentamos bienestar, satisfacción o conseguimos metas y objetivos. No obstante, se trata de un concepto muy abstracto que puede ser entendido de manera muy distinta dependiendo de la persona. La felicidad es un aspecto relacionado con el bienestar subjetivo que cada uno de nosotros percibimos tener. Esto condiciona nuestro comportamiento y nuestra disposición ante la vida y los desafíos que esta nos presenta.

Cuando se habla de felicidad, a menudo existe confusión a la hora de acotar su significado. Popularmente, ser feliz es algo que se vincula a la obtención de placeres y gratificaciones externas. Sin embargo, esta concepción se aleja bastante de lo que realmente es la felicidad. Las personas más felices no son aquellas que han conseguido tener determinadas cosas. Más bien, son quienes experimentan plenitud debido a que sienten que su vida tiene un sentido y dirección.

Por tanto, ser feliz no es un estado que aparece como consecuencia de poseer bienes y méritos. La felicidad genuina se relaciona con una vida guiada por valores, lo que nos hace sentir que la existencia vale la pena, que aportamos algo al mundo y que, en definitiva, estamos aprovechando nuestra existencia. El error que cometemos al buscar la felicidad es pensar que ser feliz es incompatible con atravesar emociones y momentos difíciles. Sin embargo, vivir una vida plena requiere ser conscientes de que la tristeza, la rabia y el miedo son estados naturales que no podemos negar.

De hecho, aquellas personas que aceptan sus emociones sin tratar de reprimir alguna de ellas son quienes muestran más resiliencia y entereza ante las situaciones complicadas de la vida. Es decir, ser feliz no significa tener una vida perfecta ni estar continuamente pletórico. La felicidad es un estado mucho más relacionado con la paz mental, la coherencia con los propios valores, la capacidad para aceptar el dolor como parte de la existencia, etc.

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¿Qué mitos acerca de la felicidad deben desmentirse?

Tal y como venimos comentando, existe una concepción general de la felicidad muy distorsionada. En este sentido, es común la circulación de diversos mitos que transmiten mensajes equivocados sobre lo que es ser feliz. A continuación, vamos a desmentir los más habituales.

1. La felicidad es el estado natural de las personas

Este es un primer mito totalmente falso acerca de la felicidad. Se suele considerar que la felicidad es el estado natural de las personas, de forma que todo aquello que se aleje de él es “atípico”. Es decir, ser infeliz es algo extraordinario, fuera de lo normal. Sin embargo, basta con observar las estadísticas de organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud) para comprobar que en absoluto es así.

De hecho, enfermedades mentales como la depresión representan una de las causas principales de discapacidad en la población mundial, por no hablar de otros muchos problemas psicológicos que afectan a un gran porcentaje de personas. La soledad y el aislamiento social, los problemas de autoestima o las adicciones son sólo algunos ejemplos. Por tanto, podemos decir que la situación es más bien al revés: lo excepcional es que una persona se sienta plenamente feliz con su vida.

2. Si no somos felices, es nuestra culpa

Creer la idea que hemos expuesto en el mito anterior puede resultar altamente perjudicial. Si consideramos que los problemas emocionales constituyen una excepción o anormalidad, es esperable que nos sintamos culpables si no experimentamos felicidad en nuestra vida. Es decir, experimentamos un doble sufrimiento.

Por un lado, la infelicidad en sí misma; por otro, la culpa o sufrimiento que nos genera no ajustarnos a lo que erróneamente se considera la norma. Esto impide, además, que muchas personas puedan pedir ayuda cuando están atravesando un momento difícil, debido a que todo aquello que no sea felicidad está rodeado de estigma y vergüenza.

Muchas personas que no sienten felicidad en sus vidas asumen, acorde a todo esto, que lo que les sucede es culpa suya. Interiorizan que el problema está en ellas por no ser capaces de disfrutar de la vida como, aparentemente, hacen los demás. Este mito hace que las personas que no se sienten felices adopten una actitud de extrema autocrítica consigo mismas. En lugar de tratarse desde la compasión y el afecto, se flagelan por no estar en la mejor disposición emocional.

3. Ser feliz implica suprimir todo lo negativo

Otra idea muy extendida es aquella que defiende que la felicidad es incompatible con la experimentación de emociones o eventos desagradables. Tal y como adelantamos anteriormente, la felicidad no tiene nada que ver con las vidas perfectas y libres de malestar. Ser feliz se relaciona con una disposición serena y coherente ante la vida, lo que ayuda a aceptar y sobrellevar mejor el sufrimiento.

Aunque resulte paradójico, tratar de eliminar todos los componentes negativos de la ecuación no es la manera de encontrar el bienestar. De hecho, esta estrategia sólo contribuirá a acrecentar aún más el sentimiento de infelicidad, pues nuestras expectativas sobre cómo nos deberíamos sentir se encuentran totalmente desajustadas.

Por ello, es natural que nos sintamos frustrados e incapaces de lograr ser felices si no conseguimos la vida perfecta que soñamos. En el momento en el que aprendemos a aceptar los blancos y negros de la vida y las diversas emociones que podemos sentir, es cuando empezamos a sentir serenidad y satisfacción con nuestra vida. Así, toleramos que existan problemas, pues entendemos que estos no son un obstáculo para sentir felicidad.

4. Para ser feliz es necesario controlar nuestros sentimientos

Desde que somos niños nos enseñan que hay emociones “buenas” y “malas”. Así, cuando llorábamos o nos enfadábamos, nos decían “no llores” o “no te enfades”, en lugar de enseñarnos a gestionar nuestras emociones con naturalidad. Lo cierto es que, aunque hay emociones agradables y desagradables, todas ellas son necesarias.

Cada una de ellas cumple una función y es crucial saber escucharlas. Así, la creencia de que ser feliz implica reprimir o controlar los sentimientos desagradables es totalmente falsa. Por el contrario, la felicidad implica abrirse a sentir todo tipo de emociones, aceptar que aparezcan en ciertos momentos y no pelear contra ellas. Hacer esto sólo contribuye a acrecentar nuestro sufrimiento y, por ende, obstaculiza nuestra felicidad con la vida.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunos mitos comunes acerca de la felicidad. La felicidad es un asunto que suscita el interés del ser humano desde la antigüedad, aunque la concepción de lo que significa ser feliz ha ido variando con el tiempo. En la sociedad actual, la felicidad se suele vincular erróneamente con la posesión de bienes y gratificaciones externas, aunque nada más lejos de la realidad. Si bien conseguir cosas nos brinda satisfacción, esta tiene un carácter puramente temporal.

La felicidad genuina guarda relación con aspectos más profundos, como la coherencia con los propios valores, la existencia de un sentido vital claro o la capacidad para aceptar las distintas emociones que se sienten, incluyendo aquellas más desagradables. Entre los mitos más frecuentes relacionados con la felicidad, destacamos la creencia de que la felicidad es un estado natural de las personas.

Lo cierto es que lo más común en la población es la presencia de problemas emocionales, como por ejemplo la depresión. Otros mitos destacados defienden que para ser feliz es necesario suprimir nuestras emociones desagradables y controlar los sentimientos. Añadido a esto, cabe destacar el mito que afirma que ser feliz es una elección, por lo que no sentirnos felices es nuestra culpa.

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