¿Qué hacer si has discutido con tu pareja? En 6 consejos (y claves)

Las discusiones forman parte de la dinámica normal de la pareja. Sin embargo, saber gestionarlas permite que estas no se transformen en conflictos dañinos para la relación.

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Desde la infancia se nos enseña un modelo de amor romántico que ilustra las relaciones de manera idealizada. De acuerdo con esta imagen del amor, el vínculo de pareja que formamos con alguien sólo es válido cuando permanece estable e inalterable a lo largo del tiempo y la adversidad. Así, se espera que el sentimiento entre dos personas sea siempre espontáneo, natural, perfecto y ajeno a los períodos de crisis y cambios de la vida misma.

Esta idea distorsionada del amor se materializa en conceptos como el de la media naranja o el alma gemela. Esta visión lleva a las personas a asumir que la pareja es una unidad indivisible, donde ambos miembros se fusionan en uno solo al coincidir en todos los aspectos importantes. El problema de esta visión del amor tan azucarada es que impide ajustar las expectativas a la realidad. Por ello, muchas personas integran creencias desajustadas acerca de cómo debería ser su relación sentimental, impidiendoles así involucrarse en ellas de forma saludable.

Por supuesto, enamorarse es un fenómeno natural y espontáneo que no podemos controlar. Sin embargo, construir una relación estable y satisfactoria a partir de los sentimientos sí requiere un trabajo en el que se aúnan ingredientes como la empatía, la comunicación y, por supuesto, el respeto. Uno de los asuntos que más preocupan en las relaciones tiene que ver con las discusiones. Lo cierto es que, a diferencia de lo que se nos ha hecho creer, las diferencias y los roces en ciertos momentos forman parte de la dinámica normal de una pareja.

Discutir no siempre implica que algo vaya mal en la relación, sino que puede ser parte del ajuste entre dos personas enamoradas. De esta forma, lo que determina la calidad de la relación no son las discusiones en sí mismas, sino la manera en la que estas se gestionan. Por ello, en este artículo hablaremos acerca de algunas recomendaciones útiles para saber cómo actuar cuando tienen lugar discusiones en la pareja.

¿Es malo discutir con la pareja?

Lo cierto es que en Psicología nada es blanco o negro, pues todo depende de infinidad de matices. Por supuesto, las discusiones en la pareja no van a ser la excepción. Si bien es cierto que los roces en una relación romántica son normales, es evidente que discutir permanentemente es un indicador de que algo falla en la pareja.

Lo cierto es que todo depende no sólo de la frecuencia, sino también del motivo que ha impulsado el conflicto y la forma en la que dos personas discuten. No es lo mismo transmitir a nuestra pareja que algo nos ha molestado de forma asertiva que hacerlo con gritos e insultos. Así, es fundamental que no confundamos las discusiones con la violencia psicológica y otros fenómenos que nada tienen que ver con las relaciones saludables.

Todas las parejas atraviesan distintas fases en su relación. Al comienzo, todas experimentan un período idílico, en el que la otra persona es percibida como alguien carente de defectos que roza la perfección. En este momento, la ilusión del comienzo es tan intensa que no hay cabida para las discusiones, pues se ensalza lo positivo del otro y se minimiza lo negativo. Además, aún no se conoce del todo a la pareja, por lo que muchos detalles de su persona pueden quedar en un segundo plano.

Solo cuando esta primera etapa de enamoramiento se ha superado, es cuando los dos miembros de la pareja comienzan realmente a conocerse. En este momento es normal que aparezcan algunas discusiones, pues ambos deben ajustarse a los defectos del otro y llegar a puntos de acuerdo sin renunciar a las necesidades y deseos individuales. Las discusiones constituyen un problema cuando se vuelven permanentes o no se gestionan de la manera correcta, dando lugar a faltas de respeto o daño emocional.

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Qué hacer si has discutido con tu pareja: 6 claves

Como venimos comentando, discutir forma parte de la dinámica normal de una relación siempre y cuando ambos sepan manejar estos roces adecuadamente. Bajo ningún concepto las diferencias deben justificar faltas de respeto o ataques deliberados que buscan herir a la otra persona. Las discusiones surgen como reacción a desajustes que se deben equilibrar, por lo que en última instancia ambas personas deben salir reforzadas de ellas.

1. Mantén la calma

Quizá te suene a consejo barato, pero mantener la calma es ciertamente un requisito esencial para manejar bien cualquier discusión en pareja. En el momento que se levanta la voz, lo que comienza como un simple roce se torna en todo un conflicto que va escalando cada vez más. Si tú gritas, ten por seguro que el otro hará lo propio para igualarse, iniciando así una bronca en toda regla. En este sentido, es importante trabajar el autocontrol y saber respirar hondo antes de lanzar una contestación con malas formas a tu pareja. Si es ella la que empieza a levantar el tono, prueba a responder con voz calmada y pausada y verás como la conversación retoma la tranquilidad.

2. Deja que el otro pueda expresarse

Las discusiones constituyen momentos de tensión. La agitación del momento puede producir gran urgencia por pisar la palabra al otro, interrumpiendo y evitando que pueda exponer sus argumentos. Sin una buena escucha activa será difícil resolver las diferencias adecuadamente. Por ello, es esencial que dejes que tu pareja pueda explicarse, respetando su turno y atendiendo a sus palabras en lugar de centrarte en lo siguiente que dirás tú.

3. No actúes como si la razón estuviera en tu mano

Tan importante como aquello que decimos es cómo lo decimos. Es clave que nuestra actitud sea conciliadora, evitando resultar arrogantes o condescendientes. Recuerda que la discusión debería ir dirigida a buscar puntos de encuentro y no a distanciar más. Por ello, es clave que no des por sentado que la razón es siempre tuya. Usualmente, en las discusiones nada es blanco o negro y hay cabida para diferentes interpretaciones. Intentar defender la propia sin menospreciar la del otro permite hallar soluciones conjuntas sin hacer el problema más grande y complicado.

4. Reconoce tu parte de responsabilidad

Es cierto que a veces nuestra pareja puede equivocarse y que será entonces su turno de rectificar. Sin embargo, eso no significa que nosotros no tengamos nunca cierta responsabilidad en las situaciones que ocurren. Revisar de qué manera nosotros podemos estar alimentando el problema es una manera de acercarnos al otro y entender lo que pasa con una mirada más conciliadora y humilde. Las discusiones no deben convertirse en competiciones para ver quién ha cometido más errores. Al fin y al cabo, todos nos equivocamos. Lo importante es detectar qué se puede mejorar y cómo.

5. Si es necesario, pide perdón sin justificarte

Cuando hemos cometido un error, es momento de reparar el daño causado. A veces, podemos haber hecho algo sin mala intención y, a pesar de ello, haber herido. Es clave aceptar que el otro ha podido sentirse mal por nuestro comportamiento y saber pedir disculpas a tiempo. Pedir perdón debe ser un gesto genuino que no se suavice con justificaciones o excusas. De lo contrario, no estarás admitiendo de verdad que te has equivocado.

6. Tiempo fuera

Los seres humanos no somos robots, y por ello es normal que a veces sintamos que nuestras emociones nos pueden. En estos casos, prolongar la discusión suele ser contraproducente, ya que en estados de agitación solemos decir cosas de las que luego nos arrepentimos. Si se da este escenario, lo mejor que se puede hacer es pedir un tiempo para retomar la calma. Es importante que, si nos alejamos, indiquemos a nuestra pareja cuánto tiempo nos iremos y nuestra intención de volver para seguir hablando. No se trata de huir de los problemas ni castigar a la pareja con el silencio, sino de retomar la tranquilidad para continuar de forma asertiva.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas recomendaciones útiles a la hora de responder en las discusiones de pareja. Todas las parejas discuten y esto es algo saludable. Lo que determina la calidad de una relación sentimental no son las discusiones en sí mismas, sino la forma en la que las diferencias se gestionan. Ante todo, las discusiones deben orientarse en favor del entendimiento, la cooperación y el crecimiento de ambas personas. Por el contrario, jamás deben convertirse en escenario de ataques, chantajes o agresividad deliberados.

Aprender a discutir requiere aceptar que dos personas enamoradas no coinciden siempre en todo y pueden mostrar puntos de vista contrarios. Sin embargo, trabajando la comunicación es posible que estas se resuelvan de forma satisfactoria sin escalar en el conflicto. Escuchar al otro sin interrumpir, aceptando que podemos estar equivocados e incluso tenemos cierta responsabilidad en lo que ocurre, ayuda a reconciliar las posturas.

Saber pedir perdón a tiempo sin justificaciones ni excusas siempre es buena idea. Añadido a esto, es importante que si nuestras emociones nos desbordan pidamos a nuestra pareja cierto tiempo fuera para tranquilizarnos. No se trata de castigar con silencio o manipular, sino de evitar que la escalada de agresividad vaya en aumento hacia un resultado insatisfactorio.

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