¿Qué hacer si no encajas con tu familia política? 5 consejos

A diferencia de la pareja, la familia política no es elegida por nosotros. Por ello, con ella pueden producirse conflictos y diferencias que es necesario gestionar para favorecer el bienestar de la relación sentimental.

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La familia es el lugar donde nos desarrollamos como individuos, así como un refugio donde buscamos amparo ante la adversidad. Sin duda es uno de los más importantes grupos sociales a los que pertenecemos en nuestra vida, ya que la unidad familiar constituye el primer escenario en el que formamos vínculos con otras personas.

A través de la familia adquirimos una visión determinada del mundo y formamos nuestros valores. Esto nos permitirá disponer de una guía para la vida hasta que nosotros mismos configuramos nuestras propias creencias, valorando si encajan o no con las que nos han inculcado. En definitiva, somos quienes somos (para bien o para mal) en función de la familia de la que procedemos.

Lejos de constituir un sistema estático, la familia es una unidad dinámica en la que se producen etapas, cambios y momentos críticos que obligan a hacer reajustes y organizaciones por parte de sus miembros. Toda familia está sujeta a influencias externas, por lo que jamás permanece invariable. Añadido a esto, toda familia lleva consigo una estructura y organización particulares, que implican reglas de interacción y jerarquías en las relaciones entre los miembros. Así, cada familia posee sus propios códigos y normas que rigen cómo se desarrolla la vida dentro de ella.

No podemos elegir la familia en la que nacemos, pero lo cierto es que tampoco podemos elegir la familia política que nos toca. Aunque hemos decidido formar una pareja con esa persona a la que queremos y elegimos cada día, el entorno que le rodea es algo que no podemos seleccionar. Por ello, no sorprende que la familia política sea uno de los temas más problemáticos de la vida en pareja, siendo motivo de consulta habitual en los gabinetes de psicología.

Aunque muchas personas se decantan por una postura radical con el clásico “no me comprometí con su familia, sino con él/ella”, lo cierto es que la cuestión es bastante más compleja. Obviamente no hemos elegido a la familia de nuestra pareja, pero el compromiso con alguien lleva implícita una participación en su mundo. Por ello, gestionar una situación de conflicto con los familiares de nuestra pareja puede ser complicado y generarnos más de un quebradero de cabeza.

Cuando surgen problemas en la familia política

La calidad de la relación con nuestra familia política viene condicionada por diferentes aspectos. Uno de ellos tiene que ver con la distancia y la proximidad. Cuando vivimos muy cerca de nuestra familia política, esto fomenta una frecuencia mayor de las interacciones. Cuando existe sintonía puede que esto favorezca la relación, pero en algunos casos puede contribuir a un mayor número de roces y conflictos.

Por otro lado, también juega un papel importante el tipo de familia del que se trate. Cada familia es un mundo, aunque hay patrones especialmente comunes que podemos observar. En algunas casas podemos ver a familias excesivamente cohesionadas y dependientes, que comparten todo su tiempo. Esto puede ser un problema, ya que a veces son muy invasivas y no respetan la intimidad de la pareja. En otros casos, la familia muestra una tendencia a la manipulación o la crítica, actuando siempre con un cariz marcado de negatividad.

No obstante, no podemos dejar de lado la influencia que nuestro propio estilo de personalidad puede tener en la relación formada con la familia política. Así, un tipo de familia puede encajar con nosotros y no con otra persona debido a nuestra forma de ser. Si somos personas independientes, probablemente nos sintamos avasallados cuando la familia de nuestra pareja esté muy cohesionada. En cambio, si nuestra tendencia es ser sociables, probablemente nos sintamos a gusto en esta dinámica familiar.

Generalmente, en la estructura de la familia hay una o varias personas que asumen el liderazgo, asegurando que se cumplan las normas que regulan las relaciones dentro del sistema. La diferencia entre una familia u otra residirá en la manera en la que este liderazgo se lleva a cabo. En algunos casos este será rígido, por lo que cualquier comportamiento que se sale de sus códigos se vive como una traición o amenaza. En este sentido, la llegada de la pareja del hijo se vive como un peligro que atenta contra la estabilidad familiar. La relación será más llevadera cuando el liderazgo de la familia sea de estilo democrático, de manera que se respete la individualidad de cada miembro y su libertad para tomar decisiones o seguir su propio criterio sin ser juzgado.

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Qué hacer cuando no hay sintonía con la familia política: 5 claves

Como venimos comentando, la relación con la familia política no es en absoluto algo sencillo. Si bien hay quienes mantienen un vínculo satisfactorio con los familiares de su pareja, son muchos los que se sienten angustiados por posibles diferencias o conflictos. En este último caso, hay algunas medidas que se pueden tomar para gestionar el problema de la mejor forma posible.

1. Aprende a establecer límites

Cuando no existe buena sintonía con la familia política, los límites son tu mejor aliado. Estos se pueden aplicar a la hora de reducir el tiempo que se pasa con los familiares de la pareja. Recuerda que no tienes por qué soportar que otras personas te traten mal o te hagan sentir incomodidad. Si esto es así, trata de reducir las visitas y citas con ellos. De la misma manera, es importante que aprendas a decir que no, de forma que no formes parte de planes o actividades que no te apetecen. En caso de que la familia política no respete vuestra privacidad, ponte de acuerdo con tu pareja y deja claro que no aceptáis visitas sin previo aviso o que simplemente no deseáis visitas en este momento.

2. Busca apoyos

Aunque la relación general con la familia no sea buena, puede que tengas algo más de conexión con uno de los miembros. Es posible que esta persona sí te trate de forma agradable, por lo que no tienes que condenar a todos los familiares porque algunos se comportan negativamente. Trata de fomentar la relación con ese familiar, incluso si su papel en el sistema es más periférico. Esta estrategia te ayudará a sentir más seguridad y también reducirá las tensiones con tu pareja.

3. Averigua si hay puntos en común

Si conoces a tu familia política desde hace poco tiempo, puede que todavía no hayas conocido todo de ella. En este caso, es recomendable que no des todo por perdido y trates de encontrar posibles puntos comunes entre tú y ellos. La primera impresión puede no haber sido la mejor, pero a veces es necesario conocer más profundamente a las personas para ver si hay o no compatibilidad.

4. Habla con tu pareja

La comunicación en la pareja es fundamental para todo, pero es esencial cuando se trata de abordar temas relacionados con la familia política. Trata de comunicarte asertivamente con él/ella y plantea cómo te sientes en cuanto al trato de sus familiares hacia ti. Recuerda adoptar una postura empática, ya que para tu pareja también es una tesitura muy difícil. Trata de no hacerle daño utilizando palabras agresivas sobre sus familiares, aunque sin por ello reprimir cómo te sientes.

5. Terapia de pareja

A veces el problema puede ser demasiado complejo y entre tu pareja y tú no lográis hallar una solución satisfactoria. Esto, por supuesto, puede poner en peligro la relación entre vosotros. En este caso, puede ser de gran ayuda que acudáis a terapia de pareja. El terapeuta no tratará de que estéis unidos a toda costa, sino que os brindará un espacio conjunto en el que reflexionar acerca de vuestra relación y os ayudará a corregir conductas inadecuadas. Por supuesto, la terapia de pareja es muy útil para obtener herramientas aplicables a la resolución del conflicto que os ocupa.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de qué hacer cuando no encajas con la familia política que te ha tocado. La familia de origen es el grupo social más importante de nuestra vida, donde formamos nuestra identidad, adquirimos una visión concreta del mundo y obtenemos apoyo. Sin embargo, cuando somos adultos y mantenemos una relación de pareja, también entra en la ecuación nuestra familia política.

A diferencia de la pareja, la familia política no la hemos elegido nosotros, por lo que es fácil que existan roces, diferencias y conflictos. La calidad de la relación con nuestra familia política dependerá de aspectos como nuestra propia personalidad o el estilo de la familia. En algunos casos los familiares son demasiado invasivos, mientras que en otros adoptan una postura de intensa crítica.

En cualquier caso, las diferencias con la familia política son foco de muchos problemas para la propia pareja, por lo que es importante tomar acción. En este sentido, es de ayuda poner límites, buscar posibles apoyos en esa familia (si los hay), tratar de encontrar puntos en común o hablar abiertamente con la pareja sobre lo que ocurre. Si estas medidas no resultan, puede ser de ayuda acudir a terapia de pareja para revisar qué sucede y qué soluciones se pueden utilizar.

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