Síndrome de la Bata Blanca: ¿en qué consiste este fenómeno?

En la actualidad, todos y cada uno de nosotros vivimos bajo elevados niveles de estrés. Vamos corriendo a todas partes, tenemos muchas tareas y obligaciones pendientes y en ningún momento somos capaces de frenar y respirar. El estrés es sin duda la pandemia que afecta a la población del siglo XXI, y sus efectos sobre la salud física y mental son ampliamente conocidos.

Las personas mayores no son ajenas a este ritmo de vida, por lo que también sufren el estrés en primera persona. Esto, añadido a su estado de salud más delicado, puede suponer un importante riesgo. Así, la mayoría de personas de la tercera edad requieren análisis y revisiones rutinarias con frecuencia, con el fin de mantener bajo control posibles patologías y garantizar su adecuada salud.

En el ámbito de atención primaria se ha detectado un curioso fenómeno que afecta no sólo a los mayores, sino también a pacientes de otras edades, aunque los primeros tienen más probabilidad de experimentarlo debido al mayor número de visitas que hacen al médico. Hablamos del síndrome de la bata blanca, por el cual nuestros niveles tensionales pueden verse incrementados cuando son medidos en la consulta. En este artículo vamos a profundizar en este curioso fenómeno y conoceremos las implicaciones que tiene para nuestra salud.

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¿Qué es el síndrome de la bata blanca?

En términos generales, un síndrome se define como un conjunto de síntomas y signos provocados por una causa determinada, que son indicativo de que existe un trastorno o enfermedad. El síndrome de la bata blanca se caracteriza porque el paciente experimenta un aumento temporal en sus niveles de tensión arterial, siempre que esta es medida en un entorno sanitario como hospitales o centros de salud.

Esto se traduce en que las cifras obtenidas por el profesional de la salud están ligeramente sesgadas, pues son superiores a los valores reales del paciente. De esta manera, este hecho puede hacer que el facultativo realice un diagnóstico de hipertensión erróneo. Lo cierto es que este fenómeno se explica por la influencia de distintos factores psicológicos, tales como:

• Estrés
• Ansiedad
• Miedo, especialmente el temor a la muerte, conocido como tanofobia.
• Hipocondría
• Mala relación médico-paciente

Así, una tarea tan rutinaria en sanidad como es la toma de la tensión puede verse modulada por la predisposición del paciente. El hecho de tomar a una persona sus signos vitales permite detectar posibles problemas de salud con precocidad, por lo que la fiabilidad de estos indicadores es más importante de lo que puede parecer.

En este sentido, parecería entonces necesario fomentar un clima de tranquilidad en la consulta, con una relación entre médico y paciente basada en la confianza y la empatía que favorezca la relajación.

¿Por qué sucede el síndrome de la bata blanca?

Lo cierto es que nuestra predisposición emocional en el momento en el que se nos va a medir la tensión tiene mucha influencia sobre la respuesta del sistema nervioso. Si tenemos mucho miedo a estar enfermos o a que nuestro estado de salud se deteriore, en la consulta nuestro cerebro se pondrá en estado de máxima alerta, por lo que nuestro organismo comenzará a experimentar cambios, entre ellos un aumento de la tensión arterial.

Nuestros pensamientos brotan al encontrarnos ante determinados estímulos, como la bata blanca del doctor que nos atiende, y con ellos se inicia toda una cascada de cambios fisiológicos inevitables. Por todo ello, no resulta sorprendente que en esa situación sintamos que nos es imposible relajarnos. Nuestro estado de salud está más influido de lo que pensamos por nuestra predisposición psicológica.

Muestra de ello es el llamado efecto placebo, por el cual diferentes investigaciones han observado cómo las personas pueden responder ante una simple pastilla de azúcar como si de un fármaco se tratara. ¿Cómo es esto posible? Pues bien, porque nuestro cerebro es engañado con determinados estímulos que nos hacen creer que esa píldora tiene un principio activo.

Nos la administra un profesional cualificado, que viste una bata de médico y que nos atiende en una consulta. Todas estas pistas del entorno nos engañan y llegan a hacernos creer sin duda alguna que estamos tomando un medicamento, lo que termina por provocar efectos y cambios reales en nuestra salud.

En otros casos se produce el efecto contrario, llamado efecto nocebo. En este caso, la persona tiene expectativas negativas sobre como un supuesto fármaco o intervención afectará a su salud. Así, aunque realmente se administre una sustancia inocua, las expectativas de la persona llevan a que experimente cambios negativos en su estado de salud. Como vemos, nuestro cerebro es capaz de dar señales falsas a nuestro cuerpo, de forma que el síndrome de bata blanca es una muestra más de ello.

¿Por qué es importante el síndrome de la bata blanca?

Ahora que ya sabemos qué es el síndrome de la bata blanca y por qué sucede, vamos a comentar por qué es tan importante que los sanitarios y pacientes lo conozcan. Lo cierto es que este fenómeno tan curioso puede suponer un serio problema para los pacientes que lo experimentan. Algunos investigadores han llegado a plantear la posibilidad de que la hipertensión de bata blanca, también conocida como enmascarada, sea más peligrosa que la hipertensión diagnosticada y sostenida en el tiempo y en las distintas situaciones.

De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad Autónoma de Madrid, en la que siguieron a miles de personas durante cinco años, se concluyó que las medidas de tensión que se toman en el ámbito doméstico de forma regular poseen un valor predictivo mucho más fuerte en relación a las muertes cardiovasculares que aquellas que se realizan en los entornos sanitarios. Así, los pacientes que experimentaban el curioso efecto bata blanca tenían el doble de probabilidad de fallecer que aquellos que tenían una tensión normal.

De esta manera, estudios como este permitieron entender que las mediciones de tensión en la consulta médica no son la manera más adecuada y precisa de conocer los niveles tensionales de una persona. En su lugar, se ha propuesto optar por un control tensional desde casa, utilizando un dispositivo para tal fin con la supervisión del médico. De esta manera, se consigue obtener resultados más exactos y libres de sesgos.

Antes de comenzar a llevar este control rutinario a nivel doméstico, es siempre esencial tener una consulta con el médico de atención primaria, de forma que se eviten errores en la forma de uso del dispositivo de medición. De la misma forma, aunque la tensión sea tomada en casa, los pacientes no deben en ningún caso reajustar las dosis de sus medicamentos dependiendo de los cambios que observen en sus mediciones rutinarias. Esta competencia sólo corresponde al médico, que valorará cuál es la dosis adecuada en cada caso.

Los expertos afirman que el fenómeno de la bata blanca es más frecuente de lo que se cree. Alrededor de uno de cada cinco adultos lo padece, por lo que parece interesante llevar un control sobre esta cuestión en el sistema de salud. De acuerdo con el criterio de algunos profesionales, lo ideal es identificar y supervisar a aquellas personas que sufren este síndrome y no toman medicación para la tensión. En estos casos, parecería útil supervisar a los pacientes con el fin de determinar si se produce o no un salto a una hipertensión sostenida en el tiempo.

Con el fin de realizar una medición doméstica de la tensión arterial lo más precisa posible, hay algunas pautas que pueden ser de ayuda:

• Escoge un dispositivo homologado y automático. Debe colocarse en la parte superior de tu brazo, en la zona del bíceps, o en tu muñeca.
• Evita tomar bebidas excitantes con elementos como la cafeína, fumar o hacer deporte durante la media hora previa a tomar la medida.
• Mientras estás midiendo tus niveles tensionales, es importante que mantengas una adecuada postura, sin moverte y con la espalda recta y los pies totalmente planos sobre el suelo.
• Procura medir tu tensión siempre en el mismo momento del día, con el fin de que las medidas se tomen siempre bajo condiciones similares.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de un curioso fenómeno que se produce en las consultas médicas: el síndrome de la bata blanca. Este hace que algunos pacientes muestren niveles de presión arterial superiores a los reales cuando esta es medida en un escenario sanitario, como un centro de salud o un hospital.

Este hecho tan curioso se debe a que determinados estímulos pueden ponernos en un estado de alerta, especialmente si somos personas hipocondríacas, tenemos una relación poco cálida con nuestro médico o tenemos un gran nivel de estrés. Todo ello puede hacer que señales como la característica bata blanca de los médicos pongan a nuestro cerebro en un estado de alerta que induce cambios fisiológicos notorios, como es el aumento de la tensión arterial.

Esto puede llevar al profesional sanitario a obtener cifras sesgadas y por ello a realizar un diagnóstico de hipertensión erróneo. Por este motivo, se considera que los indicadores de tensión más fiables son aquellos que se obtienen con el control doméstico de la misma. Aunque el médico debe supervisar el correcto uso del dispositivo y controlar el tratamiento farmacológico, las mediciones en el hogar son más precisas al estar libres de condicionantes psicológicos.