Los 15 trastornos de la alimentación más comunes (causas, síntomas y tratamiento)

Los trastornos de la alimentación son patologías mentales que pueden llegar a ser muy graves. Analicemos las causas, manifestaciones y opciones de tratamiento de los más frecuentes.

Trastornos alimentación

Comer puede parecer algo muy sencillo. Una función vital más que nos hace estar vivos. Pero lo cierto es que, lejos de ser un proceso simple, la alimentación es muy compleja a nivel psicológico, entrando en juego muchos sucesos fisiológicos.

No es de extrañar, pues, que en determinados sectores de la población (especialmente la adolescente), los trastornos de la conducta alimentaria puedan llegar a tener una prevalencia del 4,5%. Y, a pesar del estigma, los trastornos de la alimentación son enfermedades mentales graves que deben ser tratadas como tal.

Una persona afectada por un trastorno de la conducta alimentaria tiene graves problemas para desarrollar hábitos alimentarios saludables, cosa que incluye la anorexia, la bulimia, el trastorno alimentario compulsivo, el trastorno de rumiación, la neofobia alimentaria…

En el artículo de hoy, pues, y de la mano de las más prestigiosas publicaciones del ámbito de la Psiquiatría y la Psicología, investigaremos cuáles son las causas, manifestaciones y opciones de tratamiento de los más frecuentes trastornos de la alimentación. Empecemos.

¿Cuáles son los trastornos de la conducta alimentaria más frecuentes?

Los trastornos de la alimentación son patologías graves de la salud mental relacionadas con conductas peligrosas ante la comida, comprometiendo así enormemente la integridad tanto física como emocional. Y es que estos trastornos de la conducta alimentaria, además de atentar contra la salud mental, por los problemas nutricionales que comportan, dañan a todos los sistemas del cuerpo, abriendo la puerta a infinidad de enfermedades.

Si bien es cierto que pueden manifestarse a cualquier edad, la estadística nos demuestra que estos trastornos de la conducta alimentaria son más comunes en la adolescencia y adultez temprana, especialmente en mujeres.

Las causas detrás de su desarrollo son muy complejas, al entrar en juego factores genéticos, sociales (la presión social y los ridículos estándares de belleza han hecho de estos trastornos, una epidemia), conductuales, biológicos y psicológicos. Por ello, pese a que sea difícil prevenir su aparición, los tratamientos actuales con fármacos antidepresivos y/o sesiones de terapia psicológica ayudan a resolver muchos casos de trastornos de la conducta alimentaria. Veamos, pues, cuáles son los más frecuentes.

1. Anorexia

La anorexia, también conocida como anorexia nerviosa, es un trastorno de la conducta alimentaria que se manifiesta con un peso corporal inusualmente bajo, intenso miedo de aumentar de peso y una distorsionada percepción del propio cuerpo. En esta enfermedad, la persona restringe al máximo el aporte calórico, evitando, por todos los medios posibles, comer. A la larga, esta situación se vuelve potencialmente mortal debido al impacto psicológico y físico de la inanición.

2. Bulimia

La bulimia, también conocida como bulimia nerviosa, es un trastorno de la conducta alimentaria en el que la persona, después de darse atracones de comida, siente una incontrolable necesidad de deshacerse de las calorías ingeridas, por lo que recurre a cualquier medio para conseguirlo, siendo el vómito la vía más habitual. La persona no restringe la ingesta calórica (todo lo contrario), pero después realiza comportamientos purgatorios.

Bulimia

3. Obesidad

Hay mucha controversia acerca de si la obesidad es un trastorno de la conducta alimentaria o no. Y es que aunque parezca que la causa de su desarrollo sea comer mucho (cosa que sí sería un trastorno de la alimentación), lo cierto es que la comunidad científica sigue sin tener claro si este es el motivo real o más bien es una consecuencia de una patología metabólica.

Sea como sea, lo que está claro es que la obesidad es una enfermedad que afecta a 650 millones de personas en el mundo, las cuales tienen un IMC con un valor por encima de 30. Se trata de una patología metabólica o psiquiátrica (todavía no lo sabemos) que abre la puerta a sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, daños óseos, problemas emocionales, cáncer, etc. Los cambios en el estilo de vida, las mejoras en la dieta y la atención psicológica son, pese a que haya una clara predisposición genética (al estar vinculada a errores en el metabolismo), esenciales.

4. Trastorno de rumiación

Los tres primeros trastornos son los más frecuentes y relevantes a nivel clínico, pero hay muchos más que iremos viendo a continuación. Empecemos con el trastorno de rumiación, una patología asociada a la conducta alimentaria caracterizada por la regurgitación repetida de los alimentos después de comer.

Puede parecer bulimia pero no lo es, pues la regurgitación no es lo mismo que el vómito. El acto de regurgitar, a diferencia del de vomitar, ocurre sin realizar esfuerzo muscular. Los alimentos que se regurgitan salen sin náuseas ni arcadas y pueden volver a tragarse o se escupen. Es más común en niños y personas con discapacidad intelectual, pero si la tendencia a escupir es habitual, hay que abordar la situación para evitar una desnutrición potencialmente grave.

5. Trastorno alimentario compulsivo

El trastorno alimentario compulsivo es una patología asociada a la conducta alimentaria caracterizada por comer en exceso. La persona con este trastorno se da atracones de comida de forma más o menos habitual (aproximadamente una vez por semana), sintiendo que no tiene el control sobre qué come y cuánto come. Esto engloba tanto comer mucho como hacerlo más deprisa de lo normal. A diferencia de una persona bulímica, a pesar de que haya emociones de culpa, vergüenza y rabia, no se producen episodios de purga a través del vómito.

Trastorno alimentario compulsivo

6. Trastorno por restricción de ingesta alimenticia

El trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos es una patología de la conducta alimentaria en la que la persona no alcanza los requerimientos nutricionales mínimos. Pero no por miedo a subir de peso (esto sería anorexia), sino por simple falta de interés en comer. La persona evita las comidas por cuestiones sensoriales o por miedo a atragantarse o vomitar. No evita los alimentos por miedo a engordar, sino porque comer es algo que genera emociones negativas.

7. Pica

La pica es un trastorno de la conducta alimentaria en la que la persona tiene tendencia a consumir alimentos sin valor nutritivo. Y no hablamos de productos poco saludables, sino de sustancias que no están indicadas para el consumo: tierra, papel, pintura, uñas, plásticos… Es común en la infancia pero también se puede presentar en la adultez. Es potencialmente peligrosa al abrir la puerta a intoxicaciones y lesiones en el aparato gastrointestinal.

8. OSFED

Other Specified Feeding or Eating Disorders (OSFED) o “Otros trastornos específicos de la alimentación” es algo así como un cajón de sastre donde se incluyen todas aquellos trastornos de la conducta alimentaria que no entran dentro de ninguna categoría anterior. En otras palabras, son casos extraños de alteraciones de los hábitos alimenticios que pueden afectar negativamente a la persona.

9. Neofobia alimentaria

La neofobia alimentaria es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por el miedo irracional o el rechazo parcial o total a probar nuevas comidas. El miedo a probar nuevos alimentos se entiende como algo común durante los primeros 6 años de vida, pero si se prolonga más allá de la infancia, estamos ante una patología mental y, como tal, debe tratarse, pues abre la puerta a problemas emocionales (baja autoestima), sociales (dificultad para socializar en restaurantes) y físicos (por carencias nutricionales).

10. Pregorexia

La pregorexia es un trastorno de la conducta alimentaria que se observa en determinadas mujeres embarazadas que, durante el transcurso del embarazo, tienen miedo a subir de peso más de lo normal. Una mujer pregoréxica quiere mantener el peso corporal que tenía antes de quedarse embarazada. El problema es que las conductas de pérdida de peso pueden, en ocasiones, provocar problemas tanto en la madre como en el feto en desarrollo.

Pregorexia

11. Alcohorexia

La alcohorexia, más conocida por su nombre en inglés, Drunkorexia, es una patología en la que la alteración de la conducta alimentaria viene acompañada de un consumo excesivo de alcohol. Generalmente, una persona con este trastorno restringe la ingesta calórica y/o realiza purgas después de comer para así poder beber alcohol sin sentirse culpable de las calorías consumidas a través de él. Esta enfermedad puede derivar en desnutrición y alcoholismo severo.

12. Trastorno de la ingesta selectiva

El trastorno de la ingesta selectiva o Selective Eating Disorder es un trastorno de la conducta alimentaria en el que la persona es quisquillosa con lo que come, pero a un nivel extremo. Generalmente, alguien con este trastorno reduce toda su alimentación a unas pocas (hablamos de una, dos o tres) comidas. Suele estar asociado a un problema de neofobia alimentaria. Evidentemente, las carencias nutricionales son muy graves.

13. Ortorexia

En la otra cara de la moneda tenemos a la ortorexia, un trastorno de la conducta alimentaria en el que la persona desarrolla una insana obsesión por comer saludable. Sea por los motivos que sea, la persona se obsesiona por tener una dieta donde solo se incluyan los alimentos más sanos posibles, lo que lleva a problemas emocionales, especialmente de ansiedad.

Ortorexia

14. Diabulimia

Un trastorno algo extraño. La diabulimia es un trastorno de la conducta alimentaria en la que una persona con diabetes utiliza las inyecciones de insulina para intentar inducir la pérdida de peso. Evidentemente, esta conducta es muy peligrosa ya que puede provocar una baja de los niveles de azúcar que derive en daños en distintos sistemas del cuerpo. Una sobredosis grave de insulina puede incluso ser mortal.

15. Vigorexia

La vigorexia la hemos dejado para el final ya que a pesar de ser más frecuente, no está tan enfocada únicamente a la alimentación. La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, es un trastorno de la conducta deportiva y alimentaria en la que una persona (es de los pocos trastornos alimenticios con una incidencia más alta en hombres) se obsesiona con tener un cuerpo muscularmente “perfecto” dentro de los, una vez más, ridículos cánones de belleza.

Por ello, alterará su conducta alimentaria y el gimnasio se convertirá en su segundo hogar. Hablamos de vigorexia cuando esta voluntad de estar físicamente a gusto con el cuerpo se convierte en una manía enfermiza que afecta a la persona a nivel psicológico y emocional.

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