No solemos pensar demasiado en las enfermedades parasitarias ya que en los países desarrollados, su incidencia es baja. Pero en países subdesarrollados que no tienen acceso a sistemas de higiene efectivos, control alimentario ni saneamiento de aguas, siguen siendo muy importantes a nivel de salud pública. Y solo tenemos que recurrir a las estadísticas para darnos cuenta de ello.
En el mundo, 1 de cada 2 personas está infectada por algún parásito. Y, de hecho, cerca del 20% de la humanidad está infectada por Ascaris lumbricoides, un nematodo que coloniza nuestros intestinos y que ocasiona una patología conocida como ascariasis. Así pues, más de 1.400 millones de personas en el mundo albergan en su interior a este parásito.
Un parásito que solo es una más de una extensísima lista de organismos que, para completar su ciclo de vida, necesitan infectar a otro ser vivo. Y en este contexto, teniendo en cuenta que existen cientos de especies de parásitos que pueden afectar al ser humano, uno de los mayores logros de la Parasitología ha sido el de clasificar a estos parásitos en grupos claramente delimitados.
Así pues, en el artículo de hoy y con el objetivo de despejar todas las dudas que puedas tener acerca de los parásitos, ofreceremos la más completa clasificación de los mismos, viendo qué clases de parásitos existen según su localización, su naturaleza y el tipo de parasitismo que realizan. Vamos allá.
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¿Cómo se clasifican los parásitos?
Por parásito entendemos todo aquel organismo unicelular o pluricelular que, para completar su ciclo de vida, necesita infectar a otro ser vivo. Es decir, es un organismo incapaz de vivir por sí solo, por lo que establece una relación con un hospedador que ya no solo es que no reciba un beneficio de dicha relación, sino que la presencia del parásito en su cuerpo suele provocarle daños más o menos serios que se traducen en la aparición de enfermedades.
Pero más allá de esta definición general, los parásitos son un grupo muy variado de organismos donde se incluyen seres incluso de reinos distintos. De ahí que realizar una clasificación haya sido esencial para comprender su naturaleza y entender cómo combatirlos. Veremos cómo se clasifican de acuerdo a tres parámetros: localización, naturaleza y tipo de parasitismo. Empecemos.
1. Según su localización
El primer parámetro a analizar es aquel que clasifica a los parásitos en función de su localización, es decir, del lugar que colonizan una vez atacan a su hospedador. En este sentido, según la ubicación del parásito en el cuerpo del huésped al que infectan, distinguimos entre los ectoparásitos y los endoparásitos.
1.1. Ectoparásitos
Los ectoparásitos son aquellos parásitos que colonizan la superficie externa de su hospedador. Se trata de organismos parasitarios que se adhieren a la piel o escarban en ella pero sin llegar a colonizar órganos internos. Así pues, son parásitos superficiales que se alimentan de la propia dermis e incluso de la sangre de su huésped. En este grupo tenemos las pulgas o las garrapatas, por ejemplo.
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1.2. Endoparásitos
Los endoparásitos son aquellos parásitos que colonizan regiones internas de su hospedador. Así pues, a diferencia de los anteriores, no se adhieren a la piel ni a superficies internas, sino que penetran en el cuerpo a través de orificios naturales hasta llegar a una región interna donde se asientan y empiezan a aprovecharse del hospedador. Un ejemplo claro es el ya mencionado Ascaris lumbricoides, un helminto que coloniza los intestinos, Plasmodium, responsable de la malaria, o la famosa tenia.
2. Según su naturaleza
Como hemos dicho, los parásitos son un grupo taxonómicamente muy variado de organismos, con especies que pertenecen incluso a reinos distintos de seres vivos. De hecho, los parásitos pueden ser tanto del reino de los protozoos como del reino animal (con los helmintos y los artrópodos como representantes). Así pues, según el grupo al que pertenecen, los parásitos pueden ser de tres tipos: protozoos, helmintos y artrópodos.
2.1. Protozoos
Los protozoos son un grupo de organismos eucariotas unicelulares que constituyen uno de los siete reinos de los seres vivos y que, aunque hay excepciones, son heterótrofos y se alimentan de otros seres vivos a través de la fagocitosis. Todos los parásitos unicelulares son protozoos. Podemos pensar en ellos como “animales unicelulares”, pero no son animales ni por asomo. Constituyen su propio reino.
Y aunque de las 50.000 especies de protozoos conocidas, la mayoría de ellas son de vida libre, hay algunas que sí que se comportan como parásitos del ser humano. Los protozoos patógenos que infectan internamente nuestro cuerpo son, por ejemplo, Plasmodium (responsable de la malaria), Naegleria fowleri (la famosa ameba comecerebros), Trypanosoma cruzi, Giardia, Leishmania, etc.
- Para saber más: “Reino Protozoo: características, anatomía y fisiología”
2.2. Helmintos
Entramos en el grupo de parásitos pertenecientes al reino animal (así que aquí ya estamos ante parásitos pluricelulares), donde debemos diferenciar dos grupos: helmintos y artrópodos. Los helmintos son animales que tienen una forma similar a la de un gusano de pequeño tamaño y que provocan las conocidas como helmintiasis, patologías que se producen por una infección interna por parte de estos patógenos.
Dentro de estos helmintos parásitos, tenemos los platelmintos (con una morfología de gusano plano), donde se incluye la tenia, los acantocéfalos (que presentan una cabeza espinosa) y los nematodos (con una morfología de gusano cilíndrico), donde se incluye, por ejemplo, Ascaris lumbricoides o Enterobius vermicularis, el cual es responsable de la parasitosis intestinal más común en niños de edad escolar.

2.3. Artrópodos
Seguramente, los protozoos y los nematodos son los parásitos más reconocidos, pero dentro del reino animal hay otro grupo de seres vivos capaces de comportarse como patógenos parasitarios: los artrópodos. Se trata del grupo más diverso de animales invertebrados y, de hecho, se cree que el 90% de los animales de la Tierra son artrópodos.
Tienen una estructura de protección que los recubre y, aunque no destacan por ser parásitos, hay algunas especies que sí que pueden comportarse como tal, como por ejemplo las pulgas, las garrapatas, los piojos, las chinches, etc. Todos ellos son ectoparásitos.
3. Según el tipo de parasitismo
Una vez analizada la clasificación según su ubicación en el hospedador y su naturaleza, queda el tercer y último parámetro: el tipo de parasitismo. Así pues, nos toca ver qué clases de parásitos existen según el modo cómo parasitan a su hospedador, de la necesidad de comportarse como patógenos y del tiempo que dura esta relación parásito-hospedador. En este sentido, existen cinco tipos más de parásitos: facultativos, obligados, accidentales, permanentes y temporales.
3.1. Parásitos facultativos
Los parásitos facultativos son aquellos organismos que no necesitan infectar a otro organismo para completar su ciclo de vida. Es decir, pueden “decidir” si vivir de forma libre o parasitar a un animal. Generalmente, es un concepto para designar a aquellos organismos de vida libre que, cuando se dan las condiciones adecuadas y en búsqueda de una mayor eficiencia de supervivencia, pueden parasitar a otro organismo y comportarse como parásitos.
Un claro ejemplo de ello es la famosa ameba comecerebros, técnicamente conocida como Naegleria fowleri, la cual vive libremente en ríos y lagos alimentándose de otros microorganismos pero, en determinadas situaciones, puede entrar por la nariz de un bañista e infectar el cerebro, dando lugar así a una de las enfermedades más letales que existen.
- Para saber más: “¿Qué es la ameba comecerebros y cómo actúa?”
3.2. Parásitos obligados
Los parásitos obligados son aquellos organismos que dependen totalmente de parasitar a su huésped para completar su ciclo de vida. Es decir, pese a que algunas fases del ciclo de vida las pueden realizar de forma libre, siempre hay una etapa que, para ser completada, debe hacerse infectando a un animal. Generalmente, esta fase es la maduración o incluso la reproducción. No pueden vivir sin su hospedador. Esto sí es una relación tóxica.
3.3. Parásitos accidentales
Los parásitos accidentales son aquellos parásitos que, siendo facultativos u obligados, terminan llegando al interior de un organismo que no es su hospedador habitual. El parásito se encuentra en un ambiente al que no está adaptado pero lucha por sobrevivir. Y como esta relación no está bien establecida, suelen ser también las enfermedades parasitarias más dañinas para el hospedador.

3.4. Parásitos permanentes
Los parásitos permanentes son aquellos que realizan todo su ciclo vital dentro del hospedador. Es decir, ya no solo es que necesiten infectar a un animal para sobrevivir (son obligados) y completar alguna fase de su ciclo de vida, sino que toda esta vida la realizan parasitando a su hospedador. En otras palabras, son parásitos que no tienen ninguna etapa de vida libre.
3.5. Parásitos temporales
Los parásitos temporales son aquellos que no realizan todo su ciclo vital dentro del hospedador. Es decir, pese a que para completar alguna etapa de su ciclo de vida necesitan infectar a un animal (en este caso se conocen como parásitos periódicos) o recurren a él solo transitoriamente para alimentarse, una parte importante de su vida la realizan de forma libre, viviendo fuera del hospedador.