Las 3 diferencias entre Castigo Positivo y Negativo (explicadas)

El castigo es una sanción impuesta a una persona que ha causado molestias, que ha tenido un mal comportamiento o que ha roto una ley impuesta. Veamos cómo se clasifican especialmente en el contexto de la infancia.

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A todos nos han castigado alguna vez, especialmente cuando éramos pequeños. Y es que a veces es necesario, con el fin de corregir ciertas actitudes desadaptativas que pueden acarrear problemas en nuestra vida adulta, ser castigados durante la infancia como método para adecuar nuestra conducta a la convivencia y para aprender a cómo relacionarnos con los demás y el entorno que nos rodea.

Así, desde el punto de vista de la Psicología, el castigo es una técnica de modificación de la conducta basada en lo que conocemos como conductismo, que defiende que nuestro comportamiento depende de los estímulos y consecuencias que recibamos del exterior. Por tanto, castigamos para que, desde los procesos de evaluación interna de la persona, se influya en la frecuencia de un comportamiento para disminuirlo o erradicarlo.

Ser castigados por nuestros actos erróneos, siempre y cuando la dureza del castigo sea proporcional a la gravedad de nuestro comportamiento, es algo que va a ayudar a que desarrollemos una conducta más adaptativa para con nuestro entorno. Ahora bien, también es importante recalcar que el castigo se puede concebir de dos formas muy distintas.

O bien podemos exponer a la persona (generalmente un niño o niña) a un estímulo desagradable o bien en quitar un estímulo agradable. Estamos hablando, pues, del castigo positivo y del castigo negativo, respectivamente. Y en el artículo de hoy, de la mano de nuestro equipo de psicólogos y de las más prestigiosas publicaciones, vamos a indagar en sus bases psicológicas y, sobre todo, en su diferenciación. Vamos allá.

¿Qué son los castigos positivos? ¿Y los castigos negativos?

Antes de entrar en profundidad y presentar las principales diferencias entre conceptos en forma de puntos clave, es muy importante que nos pongamos en contexto y analicemos las bases psicológicas de cada uno de ellos. De este modo, su relación, fundamentos y diferencias empezarán a quedar mucho más claras. Veamos, pues, qué son exactamente los castigos positivos y qué son los castigos negativos.

Castigo positivo: ¿qué es?

El castigo positivo es aquel en el que se aplica un estímulo desagradable sobre la persona ante la realización de una conducta desadaptativa. Así, castigamos exponiendo al sujeto a una situación aversiva para él y que va a percibir como una consecuencia negativa de su conducta para así, a través del conductismo, disminuya la frecuencia o suprima por completo dicho comportamiento.

Así, los castigos positivos se fundamentan en, cada vez que la persona desarrolle una conducta no deseada, prohibida o desadaptativa, presentar un estímulo desagradable para la misma. Evidentemente, este estímulo debe ser coherente y, por supuesto, proporcional a la gravedad del comportamiento del sujeto.

Sea como sea, la modificación esperable de la conducta se obtiene como consecuencia de la voluntad del sujeto de escapar de ese estímulo desagradable. Es decir, el castigo sirve para que la evitación de esta situación aversiva sea el motor para que cambie su conducta y empiece a desarrollar comportamientos más adaptativos.

Es importante que, para que un castigo positivo sea efectivo como método conductista, que vaya acorde a la gravedad de la conducta (a mayor intensidad del castigo, mayor efecto, sí, pero no podemos ser desproporcionados), que se apliquen igual y para todos, que se realice inmediatamente después de la conducta desadaptativa (el castigo no puede llegar tiempo después), felicitar también por las conductas adaptativas (demostrar que valoramos que esté cambiando su actitud) y que siempre que haya una misma conducta, se aplique el mismo castigo.

Es importante también que vigilemos qué convertimos en un estímulo negativo. Es decir, nunca deberíamos castigar a un niño diciendo que vaya a hacer los deberes o que vaya a su habitación a dormir, pues por el propio conductismo percibirá la educación y el momento de ir a la cama como un sufrimiento, respectivamente.

Por supuesto, los castigos físicos, usando la violencia como estímulo desagradable, no pueden tolerarse en ningún contexto. La violencia física o psicológica no educa. Es maltrato infantil en cualquier contexto. Los castigos positivos deben ser duros pero siempre respetando la integridad física y emocional del niño.

Por ejemplo, un castigo positivo el de expulsar del aula al niño (estímulo desagradable) si se comporta mal en clase (conducta desadaptativa); reñirle (estímulo desagradable) cuando se mete en una pelea (conducta desadaptativa); e incluso, en caso de que se muerda las uñas (conducta desadaptativa), aplicar un producto amargo en ellas para que cada vez que lo hagas tenga mal sabor de boca (estímulo desagradable).

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Castigo negativo: ¿qué es?

El castigo negativo es aquel en el que se quita un estímulo agradable a la persona ante la realización de una conducta desadaptativa. Así, castigamos al sujeto impidiéndole exponerse a un estímulo que le resulta placentero como consecuencia de la realización de un comportamiento que debe corregirse. En este caso, es el hecho de no poder recibir el estímulo agradable lo que, a través del conductismo, consigue que este disminuya la frecuencia o suprima por completo dicho comportamiento.

Por tanto, se considera castigo negativo cuando quitamos un estímulo positivo. Cuando queremos castigar por algo, no solo existe la opción de exponerle a algo que no le gusta (castigo positivo), sino también de privarle de algo que le gusta hacer (castigo negativo).

También conocidos como costes de respuesta, los castigos negativos disminuyen la conducta no deseada a través de suprimir una conducta agradable para el niño, como por ejemplo salir con amigos, ver la televisión, jugar a videojuegos, comer su plato favorito… No añadimos estímulos desagradables, sino que el castigo pasa por quitar los agradables.

Sea como sea, la modificación esperable de la conducta se obtiene como consecuencia de la voluntad del sujeto de evitar esa pérdida. Por ello, hay que vigilar qué es lo que le quitamos, que puede ser un objeto físico o una situación, pues debe ser significativo para él. Y es que de lo contrario, el castigo no tendrá ningún efecto. Ahora bien, también debemos procurar que sea algo cuya carencia no le suponga un impacto emocional demasiado fuerte.

Por ejemplo, un castigo negativo podría ser el de prohibir al niño jugar a la videoconsola el fin de semana (estímulo agradable) en caso de que no haya hecho los deberes durante la semana (conducta desadaptativa); el de castigar sin salir al recreo (estímulo agradable) si se comporta mal en clase (conducta desadaptativa); e incluso, el de no comer su plato favorito (estímulo agradable) si ese día se ha peleado con sus hermanos, por ejemplo.

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Castigo positivo y castigo negativo: ¿en qué se diferencian?

Tras analizar en profundidad las bases psicológicas de ambos conceptos, seguro que las diferencias entre ellos han quedado más que claras. Aun así, por si necesitas (o simplemente quieres) disponer de la información con un carácter más visual, esquemático y resumido, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre los castigos positivos y los castigos negativos en forma de puntos clave.

1. En el castigo positivo, exponemos a un estímulo desagradable

En el castigo positivo, damos algo negativo. Este es el resumen. El castigo positivo es aquel en el que se aplica un estímulo desagradable sobre el sujeto que está realizando una conducta desadaptativa. Así, lo castigamos exponiéndolo a una situación que resulta aversiva para él con el objetivo de que la evitación de este estímulo disminuya la frecuencia o suprima dicho comportamiento.

Por lo tanto, la modificación esperable de la conducta se obtiene como consecuencia de la voluntad del sujeto de escapar de este estímulo desagradable, como por ejemplo expulsar a un alumno de clase o reñir a un hijo.

2. En el castigo negativo, quitamos un estímulo agradable

En el castigo negativo, quitamos algo positivo. Este es el resumen. El castigo negativo es aquel en el que se quita un estímulo agradable al sujeto que está realizando una conducta desadaptativa. Así, lo castigamos impidiéndole disponer de algo que le resulta placentero con el objetivo de que el miedo de no poder recibir aquello que quiere disminuya la frecuencia o suprima dicho comportamiento.

Por lo tanto, la modificación esperable de la conducta se obtiene como consecuencia de la voluntad no de escapar de un estímulo desagradable, sino de evitar la pérdida de algo que resulta positivo, como por ejemplo no poder jugar a la videoconsola, no poder quedar con amigos, no poder salir de fiesta o no cenar su plato favorito.

3. El castigo positivo es universal; el negativo, particular

El castigo positivo depende más del tutor, ya sea un padre, un profesor e incluso las autoridades. Y es que al consistir en la aplicación de un estímulo desagradable, no va en función tanto del sujeto. De ahí que digamos que los castigos positivos sean más universales, en el sentido que todos percibimos como negativos unos mismos estímulos, como ser expulsados de clase o recibir una bronca.

En cambio, los castigos negativos dependen más del sujeto y de sus gustos que del tutor en sí. De ahí que digamos que sean más particulares y que no se puedan universalizar. Pues como estamos quitando algo positivo para él, todo irá en función de sus gustos. Es decir, castigar sin jugar a videojuegos a un niño que no le gustan no tiene sentido. Tienen que ser individualizados.

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