Las 5 diferencias entre narcisismo y egocentrismo (explicadas)

El narcisismo y el egocentrismo son dos rasgos de la personalidad que tienen mucho que ver con la excesiva valoración de uno mismo, pero hay una delgada línea que los separa. No es lo mismo ser narcisista que egocentrista.

Diferencias narcisismo egocentrismo

En el ámbito de la ciencia, las personas tenemos una irrefrenable y prácticamente innata necesidad de clasificar las cosas en grupos muy bien delimitados. Y esto, si bien funciona muy bien en ciencias como la Biología, la Física o la Química, nos hace adentrarnos en aguas pantanosas cuando nos encontramos en el mundo de la Psicología.

Y en especial, de la personalidad y los trastornos asociados a ella. La mente, la conducta y el comportamiento humano siguen escondiendo muchos secretos y, en conjunto, todo aquello que tiene que ver con el estudio de la personalidad es, hasta cierto punto, muy subjetivo. La mente no funciona por delimitaciones. Somos nosotros quienes damos nombre a las cosas y establecemos fronteras donde creemos oportuno.

Así pues, no es de extrañar que haya ocasiones en las que definamos conceptos que, si bien son distintos, pueden parecer prácticamente sinónimos. Y esto es precisamente lo que sucede con el tema que vamos a tratar hoy: el narcisismo y el egocentrismo. Considerados incorrecta pero comprensiblemente términos intercambiables, hay una delgada línea que los separa.

No es lo mismo ser una persona narcisista que una persona egocéntrica. Ambos rasgos tienen mucho que ver con una valoración excesiva de uno mismo. Es decir, con el ego. Pero más allá de este nexo en común, existen muchas diferencias. Y en el artículo de hoy, de la mano tanto de nuestro equipo de psicólogos colaboradores como de las más prestigiosas publicaciones científicas, exploraremos las diferencias psicológicas entre el narcisismo y el egocentrismo.

¿Qué es el narcisismo? ¿Y el egocentrismo?

Antes de entrar en profundidad y analizar las principales diferencias entre ambos conceptos en forma de puntos clave, creemos que es interesante e importante que nos pongamos en contexto y definamos, de manera individual, qué es el narcisismo y qué es el egocentrismo. Veamos, pues, el perfil de las personas narcisistas y de las egocéntricas. De este modo, las similitudes (pero también las diferencias) quedarán claras.

Narcisismo: ¿qué es?

El narcisismo es un trastorno de la personalidad, una patología mental en la que quienes la padecen tienen un sentido desmesurado de su propia importancia. Las personas narcisistas experimentan una profunda necesidad de atención y de admiración externa, una excesiva valoración de sí mismas y una importante carencia de empatía hacia aquellos con los que conviven y se relacionan.

Se trata, pues, de una devoción patológica a la propia imagen, con un profundo egoísmo y la creencia de que todo se le está permitido. No se preocupan de las necesidades de los demás, solo se preocupan de sentirse admirados. Y todo ello, enmascarando una autoestima frágil con sentimientos de grandeza, fantasías de éxito y poder, arrogancia, superioridad y creencia de que los demás sienten admiración por ella.

Tienen expectativas de privilegios no razonables, creyendo que los demás van a (y deben) comportarse de forma especial con ellos ya que realmente se consideran especiales y únicos. Un narcisista exagera sus logros y talentos, mostrando una profunda prepotencia y delirios de grandeza que se traducen en frustración y comportamientos tóxicos cuando no recibe el trato que, según él, merece.

En resumen, el narcisismo es un trastorno de la personalidad. No es un rasgo. Es una condición patológica. Y esto es muy importante tenerlo en mente. Un trastorno psicológico que, por la proyección de actitudes de arrogancia y por la falta de empatía hacia los demás, tiene un profundo impacto negativo en todas las relaciones a nivel tanto profesional como personal.

Narcisismo

Egocentrismo: ¿qué es?

El egocentrismo es un rasgo de la personalidad que se basa en la tendencia a, debido a una excesiva valoración de uno mismo, creerse el centro de todas las preocupaciones y atenciones externas. Las personas egocéntricas creen que son el centro de la realidad, que sus opiniones son más importantes que las del resto y que los demás viven por y para ellos.

Es una forma de ser común en la infancia pero que debe trabajarse, pues la personalidad egocéntrica es, comprensiblemente, rechazada a nivel social. Además, hay veces que el egocentrismo puede derivar en desconfianza, orgullo excesivo e incluso comportamientos agresivos o el desarrollo de un trastorno narcisista de la personalidad.

Las personas egocéntricas tienen una imagen distorsionada de sí mismas (proyectan mucha confianza cuando, en realidad, hay una gran inseguridad), buscan el respeto y la admiración de los demás, solo aceptan una visión de la realidad, tienen poca empatía, presentan problemas en las relaciones interpersonales (porque tienden a ser manipuladoras) y se ofenden fácilmente por cualquier crítica, pues son hipersensibles a las opiniones negativas ajenas.

Una persona egocéntrica no menosprecia el criterio de otros (como sí hacía el narcisista), simplemente lo ignora, pues no se preocupan de ponerse en la mente de los demás. Así pues, el egocentrismo es un patrón de pensamiento. No es un trastorno de la personalidad. Es un rasgo. Un tipo de personalidad en la que creemos que somos el centro del mundo y que solo nuestra opinión vale.

Egocentrismo

¿En qué se diferencian una persona egocéntrica y una narcisista?

Tras haber definido individualmente ambos conceptos, seguro que tanto su relación como diferencias han quedado más que claras. De todos modos, por si necesitas (o simplemente quieres) tener la información con un carácter más visual y esquemático, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre narcisismo y egocentrismo en forma de puntos clave.

1. El narcisismo es un trastorno de la personalidad; el egocentrismo, un rasgo

Sin duda alguna, la diferencia más importante de todas y aquella con la que debemos quedarnos. Y es que mientras que el egocentrismo se considera un rasgo no patológico de la personalidad, el narcisismo va mucho más allá de una simple característica de la personalidad. El narcisismo se considera como un trastorno de la personalidad y, en determinadas fuentes, se habla de él como una enfermedad mental.

Es decir, una persona egocéntrica tiene unos rasgos de personalidad en los que hay una excesiva valoración de uno mismo, la creencia de ser el centro del mundo y de las preocupaciones ajenas y la despreocupación por las opiniones de los demás. Pero, sea más o menos negativa, no deja de ser una característica de la personalidad.

Con el narcisismo, la cosa es muy distinta. Ya no solo hay rasgos egocéntricos de la personalidad, sino que debe sumarse una patológica necesidad de atención y de admiración, total falta de empatía, arrogancia enfermiza y una enorme devoción por la propia imagen. En resumen, el narcisismo es una condición patológica; el egocentrismo, no.

2. Todos los narcisistas son egocéntricos; pero no todos los egocéntricos son narcisistas

Una diferencia que se desvía del anterior punto y que es importante mencionarla. Como hemos dicho, el egocentrismo es un rasgo de la personalidad en el que la persona se cree el centro del mundo. Muchas veces, esta característica de la personalidad se desvanece con la edad o, como mínimo, se queda en esta creencia de ser más importante que los demás.

Pero hay veces en las que esta tendencia al egocentrismo progresa en un trastorno de la personalidad como es el narcisismo. En este punto, hay pensamientos y conductas patológicas que afectan enormemente a las relaciones personales y profesionales. Así pues, puedes ser egocéntrico sin ser narcisista, pero no puedes ser narcisista sin ser egocéntrico.

Narcisista

3. El egocentrismo es un rasgo normal en la infancia

Una de las diferencias más importantes es que mientras que el narcisismo es algo que se desarrolla a lo largo de la vida en personas con este trastorno de la personalidad, el egocentrismo es algo que prácticamente todos tenemos como rasgo de la personalidad durante la infancia. Los niños pequeños creen que son el centro del mundo y que todos se preocupan por ellos.

Y esto es perfectamente normal. De hecho, está comprobado que el egocentrismo en la infancia es una consecuencia del inmaduro desarrollo cerebral, pues todavía no disponen de las suficientes conexiones neuronales para disponer de la visión para tener en cuenta la opinión de los demás y la idea de que no son el centro de todas las preocupaciones. Así pues, a medida que el desarrollo del cerebro continúa, el egocentrismo tiende a diluirse.

4. Un narcisista necesita la aprobación de los demás; un egocéntrico, no

Uno de los principales rasgos de una persona narcisista es que vive con una preocupación enfermiza por obtener el reconocimiento y aprobación de los demás. Su arrogancia, distorsión de su propia imagen y devoción por ellos mismos los llevan a necesitar la admiración ajena a todas horas. Las personas egocéntricas, en cambio, no necesitan la aprobación de los demás. De hecho, aunque sean hipersensibles a las críticas negativas, no buscan el reconocimiento de las otras personas. Simplemente no les importa lo que los demás piensen de ellos.

5. Un egocéntrico es egoísta; un narcisista, arrogante

Y terminamos con una diferencia importante en lo que a personalidad se refiere. Y es que mientras que en el egocentrismo impera el egoísmo ya que la persona se considera el centro del mundo y de las preocupaciones ajenas; en el narcisismo, más que este egoísmo (que también), lo que impera es la arrogancia. Una prepotencia que se proyecta en la necesidad de admiración constante y en el ensalzamiento de los logros propios.

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