7 ejercicios (y actividades) de mindfulness para niños

El mindfulness puede brindar numerosos efectos positivos a los más pequeños. La atención plena es una gran herramienta para favorecer la calma y reducir la ansiedad, entre otros muchos beneficios.

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Es posible que hayas oído el término mindfulness en alguna ocasión. No es algo extraño, pues se trata de un concepto que en los últimos años ha alcanzado enorme popularidad en el ámbito de la salud mental. Para entender de qué se trata el mindfulness, vamos a empezar por analizar la palabra en sí misma. Este término inglés podría traducirse como atención o consciencia plena, pues “mind” significa “mente” y “fulness” significa “plenitud”. Así, las personas que ponen en práctica el mindfulness entrenan su capacidad para enfocarse plenamente en el momento presente.

Cada vez son más los adultos que se animan a introducir la práctica del mindfulness en sus vidas. Sin embargo, ellos no son los únicos que pueden beneficiarse de sus efectos positivos. Los más pequeños de la casa también pueden familiarizarse con ella, siempre mediante métodos y estrategias adaptadas a su edad y nivel de desarrollo. En este artículo vamos a hablar acerca de algunos ejercicios útiles para introducir a los niños en el mindfulness.

¿Qué es el mindfulness?

Antes de nada, es importante aclarar qué es esta práctica conocida como mindfulness. Ésta encuentra sus raíces en la meditación y persigue el objetivo de entrenar la atención y la consciencia en el momento presente. Aunque la definición exacta de lo que es el mindfulness varía en función de cada autor, podríamos decir que llevarlo a la práctica permite ser capaz de concentrarse en los contenidos de la mente en cada momento desde una postura libre de juicios.

El mindfulness encuentra sus orígenes más remotos en las prácticas de meditación orientales que ya se realizaban hace varios milenios. No obstante, cabe señalar que meditación y mindfulness no son sinónimos, pues la primera es un área mucho más amplia o heterogénea. Además, las prácticas de meditación se encuentran estrechamente vinculadas con la religión, mientras que el mindfulness carece de connotaciones de este tipo. Desde la perspectiva actual, practicar mindfulness implica mejorar la gestión de la atención y de los procesos fisiológicos que la acompañan.

El éxito del mindfulness se relaciona con su eficacia como herramienta para combatir la ansiedad, el estrés y las preocupaciones que aquejan a una gran parte de la población actual, incluyendo los niños y adolescentes. Por ello, muchos profesionales de salud mental recurren a ella en los procesos psicoterapéuticos con sus pacientes.

La llegada definitiva de la meditación al mundo occidental se produjo en los años sesenta y setenta. En aquel momento, las escuelas de psicología empezaron a recurrir a ella como una técnica útil en el manejo del estrés. Esto permitiría dar forma a lo que hoy conocemos como mindfulness. Desde estos inicios, la investigación sobre el mindfulness ha ganado mucho impulso, permitiendo identificar muchos de sus beneficios en la salud de las personas.

Cómo puede beneficiar el mindfulness a los niños

Como venimos comentando, los niños también pueden beneficiarse de la práctica del mindfulness. Entre los múltiples puntos positivos que se pueden lograr con este ejercicio podemos destacar:

  • Mejora la atención, la concentración y la memoria.
  • Reduce el estrés y la ansiedad, ayuda a obtener un estado de calma.
  • Favorece las relaciones sociales y la empatía.
  • Mejora el control de impulsos.
  • Favorece la gestión de conflictos.
  • Mejora la inteligencia emocional.
  • Promueve la escucha activa de los demás.
  • Incrementa la conciencia corporal y la autoestima,
  • Aumenta la tolerancia a la frustración.
  • Mejora la capacidad de abstracción.
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7 ejercicios de mindfulness para niños

Como venimos comentando, la práctica del mindfulness puede proporcionar numerosos beneficios a los más pequeños. La diferencia respecto a los adultos reside en la manera en la que esta se introduce. Con niños, lo ideal es poner en marcha este ejercicio con dinámicas lúdicas y de juego. Veamos algunos ejemplos.

1. Calmados como una rana

Esta actividad consiste en enseñar a los niños a respirar como una rana. Para ello, se les explica previamente que el juego consistirá en imitar a este animal, que es capaz de saltar largas distancias pero también puede quedarse quieto y calmado. Se les indica que deben sentarse y tomar aire por la nariz inflando su tripa, tal y como lo haría una rana. Después, deben soltarlo por la boca. En este juego se puede introducir un componente de imaginación, pidiendo a los pequeños que imaginen que son ranas posadas sobre la hoja de un estanque. Se puede acompañar la actividad de ruidos y sonidos de agua que favorezcan su concentración en la escena.

2. La campana

Esta técnica es ideal para ayudar a los pequeños a concentrarse en el momento presente. Para ello, sólo necesitamos una campana. Se le pide al niño que se mantenga sentado, relajado y en una postura recta. Le explicamos que escuchará el sonido de una campana que irá variando su volumen. Podemos empezar con un sonido muy leve, para luego empezar a subirlo lentamente hasta atenuarlo de nuevo. Mientras estamos realizando la actividad el niño experimentará relajación al tener que concentrarse únicamente en el sonido que está escuchando.

3. El juego de la mirada

Este ejercicio es muy sencillo, pero tiene una elevada efectividad. Consiste en sentarse junto al pequeño y proponer que os miréis a los ojos sin desviar la mirada. Se trata de que concentre toda su atención en los ojos del otro, lo que además de favorecer la calma permite desarrollar la empatía y mejorar el vínculo. Lo ideal es que pueda hacer esto con sus seres queridos, como padres o hermanos.

4. El bote de la calma

Este ejercicio es ideal para los niños más pequeños debido a que es muy visual. Gracias a él, los pequeños podrán relajarse. Para llevarlo a cabo necesitamos construir un bote con purpurina y agua en su interior. El fin de este objeto es que el niño pueda agitarlo cuando se sienta nervioso, pudiendo observar cómo al dejar de agitar el bote la purpurina cae lentamente.

Observar esto puede resultar muy relajante, al mismo tiempo que permite dar salida a la ansiedad y agitación. Para poder crear el bote es suficiente con verter agua en un bote de plástico. Después, añadiremos dos cucharadas de pegamento al agua aproximadamente. A continuación, vertemos algunas cucharadas de purpurina y removemos para mezclar. Podemos incluir si lo deseamos algo de colorante para teñir el agua y que sea aún más atractiva a la vista.

5. El rincón de la calma

Esta actividad requiere que el niño elija un espacio seguro de su casa que pasará a convertirse en el rincón de la calma. Se trata de que el pequeño pueda decorar ese rincón con aquellos objetos que le ayudan a relajarse (peluches, mantas, bote de la calma, un reproductor de música relajante, colores y papel, etc). De esta manera, cuando el pequeño se sienta nervioso puede acudir a su rincón para poder relajarse.

6. Paseos conscientes

Un ejercicio sencillo que se puede incluir en la vida cotidiana es el de los paseos conscientes. Se trata de salir a la naturaleza con el niño para poder realizar paseos en los que pongan toda su atención. Por ejemplo, podemos animarle a escuchar los sonidos que oye en el entorno, buscar determinados elementos o concentrarse en los olores que perciben.

7. Respirando como una abeja

Este ejercicio es también una excelente manera de que los pequeños se calmen. Para ello, se les indica que se sienten en el suelo en una postura cómoda. A continuación, se les indica que tapen sus orejas con los dedos índice, de forma que no oigan nada del exterior. Después, se les pide que cierren sus ojos y traten de imitar el sonido de una abeja (mmmm). Este ejercicio tan sencillo es clave para mejorar la respiración y conseguir un estado de calma.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado de algunos ejercicios útiles para introducir a los niños al mindfulness. Esta práctica es de gran ayuda para que los más pequeños puedan concentrar su atención en el momento presente y lograr calmarse. Incluir el mindfulness en su rutina puede brindar innumerables beneficios, como mejorar la concentración y la atención, la conciencia corporal y la inteligencia emocional, así como reducir el estrés y la ansiedad. También permite favorecer la gestión de conflictos, la capacidad de abstracción y el control de los impulsos.

La diferencia respecto a los adultos reside en que el mindfulness debe hacerse de manera lúdica, empleando recursos como el juego. Así, se trata de que los pequeños vivan esta práctica como algo placentero y divertido. Entre los ejercicios más recomendados para realizar mindfulness infantil, podemos destacar la realización de paseos conscientes, jugar a estar calmados como una rana, enseñar a respirar como una abeja, crear un bote de la calma, jugar a sostener la mirada, utilizar el sonido de una campana o acondicionar un espacio en el hogar donde el pequeño logre calmarse con objetos y estímulos que le ayuden.

Este tipo de estrategias pueden aplicarse en la vida cotidiana por parte de padres y otras personas que convivan con el pequeño. La ventaja que tienen es que pueden realizarse sin casi ningún material y es fácil integrarlas en la rutina normal. No obstante, si percibes que tu hijo sufre mucha ansiedad, es recomendable acudir a un psicólogo o psiquiatra infantojuvenil.

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