Los 10 tipos de celos (y cómo detectarlos)

Los celos, ese estado mental con sentimientos negativos por el miedo fundamentado o no a perder a alguien a quien amamos, pueden expresarse de muchas formas distintas. Veamos qué clases de celos existen.

Tipos celos

Para bien o para mal, las personas somos seres sentimentales que no pueden controlar siempre qué sienten y con qué intensidad lo hacen. Al fin y al cabo, los sentimientos nos hacen ser quien somos, nos dan humanidad y sin ellos simplemente seríamos un ser vivo que se limita a sobrevivir en la naturaleza. Pero todo tiene su cara negativa.

Y es que pese a que los sentimientos puedan darnos felicidad y bienestar, también pueden ser nuestro peor enemigo. Los sentimientos más negativos pueden limitar nuestra capacidad de sentirnos bien con nosotros mismos e incluso nos pueden llevar a adoptar actitudes destructivas hacia las personas de nuestro entorno.

Tener debilidades y experimentar sentimientos negativos es normal, pero hay algunos especialmente dañinos que debemos trabajar para silenciar. Y uno de los más importantes en este aspecto son, sin duda, los celos. Uno de los sentimientos más tóxicos, tanto para nosotros mismos como para la persona en la que los proyectamos, que existen.

Y estos celos, ese estado mental caracterizado por los sentimientos negativos que nacen por el miedo (fundamentado o no) a perder a alguien a quien amamos, pueden expresarse de muchas formas distintas. Y esto es precisamente lo que exploraremos en el artículo de hoy. Entenderemos qué son y qué clases de celos existen para así poder detectarlos.

¿Qué son los celos?

Los celos se definen como el estado mental caracterizado por los sentimientos negativos que nacen de elucubraciones que, estando fundamentadas o no, nos hacen desarrollar miedo a perder a alguien a quien amamos. Son, pues, el conjunto de emociones dolorosas que experimentamos por el miedo de que alguien nos “arrebate” a una persona importante en nuestra vida, generalmente la pareja.

Se diferencian de la envidia en el sentido que esta es el malestar generado por el deseo de poseer algo que pertenece a otra persona, mientras que los celos son el miedo a perder algo que ya tenemos. Además, mientras que la envidia se puede proyectar en cualquier ámbito de la vida, los celos son prácticamente exclusivos del contexto amoroso.

Sea como sea, los celos son una respuesta emocionalmente dañina que nace cuando percibimos una amenaza en lo que a perder algo que consideramos propio (aunque amar nunca debería ser poseer) o la posibilidad de que una persona a la que queremos (o con la que tenemos una relación) preste atención a otra que no seamos nosotros se refiere.

Qué son celos

Esta situación, cuando surgen los celos, nos genera incomodidad y una sospecha más o menos intensa y más o menos fundamentada de que la podemos perder. En este contexto, es una respuesta natural (que sea natural no significa que no sea tóxica) a la amenaza de perder una relación interpersonal, generalmente en el campo sentimental o del amor.

Los celos hacen que las personas que los experimentan tengan una percepción (generalmente) exagerada de las amenazas que acechan a su relación y están normalmente asociados a la dependencia emocional, el egoísmo y la baja autoestima. Las personas celosas deben trabajar para silenciar estas emociones, pues ya no solo es que los celos no sean jamás una señal de amor, sino que vivir en esta desconfianza constante es destructivo tanto para la persona celosa como para la relación en sí. Los celos son tóxicos absolutamente siempre.

¿Qué clases de celos existen?

Hemos dado una definición completa de qué son los celos, pero hay que tener en cuenta que, al fin y al cabo, es una definición general. A la hora de la verdad, el tema es muchísimo más complejo. No todos los celos son iguales y una persona celosa puede expresar estos sentimientos de formas muy diferentes. Por ello, a continuación vamos a ver los principales tipos de celos que existen.

1. Celos de pareja

Como hemos dicho, los celos son más comunes en el ámbito sentimental y en las relaciones amorosas. En este contexto, los celos de pareja son aquellos sentimientos negativos que experimentamos por el miedo de perder a nuestro novio, novia, esposo o esposa.

Si bien siempre son sentimientos negativos, no tienen por qué ser tóxicos. Es decir, es normal sentir miedo a perder a alguien por elucubraciones que hace nuestra mente, pero siempre y cuando no proyectemos estos celos sobre nuestra pareja y sepamos controlarlos para no hacer de la relación algo tóxico, no tienen por qué ser destructivos. Eso sí, hay que trabajar para intentar inhibirlos.

Celos pareja

2. Celos patológicos

Los celos patológicos son propios de las personas que, en cualquier contexto de relación sentimental, sienten estos sentimientos negativos de miedo a perder a su ser querido. No importa si hay motivos de sospecha o no, los celos patológicos hacen que la relación sea, desde el principio, algo tóxico. Con celos patológicos, no puede haber amor. Es imposible.

Nunca sentirse suficientemente amado, castigar por cualquier contacto con otra persona que pueda amenazar la relación, desarrollar comportamientos de posesión, mostrar siempre insatisfacción, intentar controlar a la pareja en su conducta y forma de pensar… Como vemos, los celos patológicos son algo nocivo que destruye inevitablemente la relación.

3. Celos reactivos

Los celos reactivos, a diferencia de los patológicos que estaban presentes siempre y sin un motivo específico, son aquellos que se desarrollan porque sí que ha habido un motivo fundamentado para tener miedo a que la pareja termine con otra persona. Un claro ejemplo de celos reactivos son los que surgen tras conocer una infidelidad.

Como su propio nombre sugiere, son una reacción a algo. Surgen porque detectamos un peligro real, pues la pareja está siempre sembrando semillas de inseguridad, está ocultando cosas, ha cambiado su ritmo de vida o directamente vemos que está teniendo una aventura con alguien. En estas situaciones, una persona que no convive con celos patológicos, puede desarrollar estos celos reactivos. Unos celos que sí que están fundamentados. Que no quiere decir que sean positivos.

4. Celos ocasionales

Los celos ocasionales son, seguramente, los menos dañinos y destructivos de todos. Se trata de, como su propio nombre indica, los celos que aparecen de forma momentánea y desaparecen rápidamente, sin llegar a inundar la relación de toxicidad. Cuando la persona es capaz de identificar sus miedos y trabajarlos, se queda en estos celos ocasionales, los cuales son totalmente normales y no tienen por qué derivar en los patológicos.

A diferencia de los reactivos, no se desencadenan por sospechas de perder a la pareja, sino simplemente porque esta ha cambiado de trabajo o de ciudad o porque estamos en las primeras etapas de la relación y todavía no tenemos claro si hay exclusividad o no. Son momentáneos y si se lidia bien con ellos rápidamente se vuelve a la plena confianza y estabilidad.

5. Celos ocultos

Los celos ocultos son aquellos celos tóxicos en los que la persona que los experimenta no quiere mostrar, en ningún momento, que tiene miedo de perder a su pareja. Para silenciar y, como su propio nombre indica, ocultar los celos, lo que hace la persona es mostrar superioridad sobre la pareja.

Se trata de una forma tóxica de celos donde, para evitar tanto mostrar nuestros miedos como para mermar la autoestima de la pareja y así evitar que crea que pueda estar con otras personas, se intenta que esta se sienta inferior. Ni qué decir tiene que estos celos ocultos terminan por inundar la relación de toxicidad.

Celos ocultos

6. Celos exagerados

Los celos exagerados son aquellos que surgen de forma no fundamentada, por elucubraciones sin sentido que nos llevan a tener miedo de perder a alguien. Estos celos tienen la característica peculiar de que la persona celosa, para poder justificar su conducta y emociones, exagera e incluso inventa situaciones que no han ocurrido nunca pero que permiten que los celos, que en realidad no tienen motivo de existir, estén justificados. Son, evidentemente, muy tóxicos, pues se mezclan con la mentira.

7. Celos posesivos

Los celos posesivos son aquellos que, valga la redundancia, se basan en la posesión. Son, seguramente, los más destructivos, pues son los que generalmente pueden derivar en maltrato físico y/o psicológico. La persona celosa (de forma patológica) hace grandes esfuerzos para evitar que su pareja tenga contacto con personas del sexo de su orientación sexual.

Intentan que no tengan amigos o amigas (depende de su orientación), que no se relacionen demasiado con compañeros o compañeras de trabajo, que pasen poco tiempo en redes sociales y que reciban castigos (que no tienen por qué ser físicos) en caso de que, aunque sea un poco, se relacionen con alguien que la persona celosa perciba como una amenaza. Son auténtico veneno.

8. Celos infantiles

Como hemos dicho, los celos son especialmente comunes en el ámbito sentimental y de las relaciones de pareja, pero no exclusivos de los mismos. Y en este contexto, tenemos los celos infantiles, aquellos que se desarrollan generalmente entre hermanos. Los niños pequeños pueden sentir celos de que su hermano o hermana reciba más atención por parte de los padres que ellos.

Por ello, teniendo en cuenta que estos celos infantiles pueden conducir a un mal ambiente en el hogar e incluso a problemas entre los hermanos, el padre y la madre deben ser capaces de detectar la situación y hacer entender que todos recibirán el mismo cariño, atención y amor.

9. Celos proyectivos

Una forma de celos muy rebuscada. Los celos proyectivos son aquellos propios de la persona que siente impulsos de ser infiel pero proyecta dichos deseos sobre la pareja, haciendo ver que es ella la que tiene estas emociones. Es decir, para no aceptar sus deseos de engañar a la pareja, proyectan toda la situación sobre su pareja, dando la vuelta a la situación e insinuando, ya que no son capaces de conciliar sus propias emociones, que es ella la que representa una amenaza sobre la relación.

Esta proyección de sentimientos, deseos y emociones sobre otras personas está muy estudiada en el ámbito de la psicología. Y en lo que a relaciones de pareja se refiere, puede ser normal. Pero, evidentemente, mal llevados, pueden convertirse en algo tóxico.

10. Celos retrospectivos

Estar celosos por el pasado de la pareja. En esto se basan los celos retrospectivos. Las personas que desarrollan este tipo de celos están obsesionadas con el pasado de su pareja, especialmente a lo que exnovios o exnovias se refiere. De forma totalmente incomprensible, proyectan malestar sobre su pareja por su pasado amoroso, sintiendo celos de personas que ya no están en su vida.

Suelen ser tóxicos para la relación, pues la pareja se siente frustrada de no poder hacer nada por cambiar su pasado (más que nada, porque no tiene que arrepentirse) y suele surgir una obsesión por las exparejas y la posibilidad de que tenga contacto con ellas.

Celos retrospectivos
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