30 millones de millones de células. Este es el número de células que, de media, constituyen el cuerpo humano. Un cuerpo que, en esencia, es un organismo en el que los distintos tejidos y órganos trabajan de forma coordinada para que realicemos nuestras funciones fisiológicas.
Y todos estos tejidos y órganos son, básicamente, fruto de la unión entre células. Ahora bien, no todas las células del cuerpo humano son iguales. De hecho, pese a tener todas el mismo ADN, dependiendo de qué tejido u órgano tengan que constituir, desarrollarán unas propiedades únicas.
La sangre, el cerebro, los huesos, los músculos, los dientes, la piel, el hígado, los riñones, las uñas… Cada estructura de nuestro cuerpo está formada por un tipo de célula específico Y cada una de ellas se organizará con las de su misma tipología para dar lugar a un cuerpo humano perfectamente funcional.
Por ello, en el artículo de hoy, además de entender exactamente qué es una células, presentaremos la clasificación celular del cuerpo humano, analizando las características de cada uno de los tipos y viendo qué tejidos u órganos constituye.
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¿Qué es exactamente una célula?
Una célula es, a grandes rasgos, la unidad orgánica y biológica más sencilla capaz de realizar las funciones vitales: reproducción, relación y nutrición. Son, por lo tanto, el pilar de la vida. Y todos los seres vivos están formados, al menos, por una célula.
Sea como sea, una célula es una estructura con un tamaño promedio de 10 micrómetros (la milésima parte de un milímetro) que consiste en un medio interno, conocido como citoplasma, el cual está protegido y delimitado por una membrana celular, que separa a esta célula del exterior.
En este citoplasma, además de ser el lugar donde suceden las reacciones bioquímicas de la célula, tiene la importantísima función de almacenar el material genético, ya sea rodeándolo por un núcleo (como los eucariotas) o flotando libremente (como los procariotas, por ejemplo las bacterias).
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En este sentido, tenemos los organismos unicelulares, es decir, seres constituidos por una sola célula que, por sí sola, puede desempeñar todas las funciones mecánicas y fisiológicas necesarias para mantenerse viva y transmitir sus genes.
Ahora bien, los seres unicelulares están muy limitados en lo que a complejidad se refiere. En este sentido, el desarrollo de los organismos pluricelulares fue uno de los mayores hitos de la evolución. Entre ellos encontramos todos aquellos seres eucariotas (células con núcleo delimitado) formados por más de una célula, como los animales, las plantas y algunos hongos.
Y cuando hay organismos pluricelulares, cada una de las millones de células que los constituyen debe especializarse en una acción muy concreta dentro del cuerpo. Por ello, pese a tener todas el mismo material genético, expresan unos genes determinados y silencian de otros.
Dependiendo de qué genes se expresen, la célula tendrá unas propiedades morfológicas y fisiológicas determinadas, cosa que condicionará su tipología. En otras palabras, cada uno de los dos tipos de células no puede sobrevivir por sí solo, pero gracias a la unión con otros tipos, se constituye un organismo pluricelular que no solo se mantiene vivo, sino que puede desarrollar funciones biológicas muy complejas.
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¿Cómo se clasifican las células del cuerpo humano?
El cuerpo humano es el resultado de la combinación de 14 tipos distintos de tejidos y unos 80 órganos diferentes. Sea como sea, todos estos se forman por la agregación de células de una misma tipología. Dependiendo de sus propiedades, las más de 30 billones de células de nuestro organismo pueden clasificarse de la siguiente manera.
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1. Células de la epidermis
Las células de la epidermis son un tipo de células epiteliales (las que recubren el cuerpo o los órganos internos) que conforman la piel, el órgano más grande del cuerpo humano. Las distintas capas de la piel están formadas por estas células, que le dan flexibilidad y rigidez.
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2. Neumocitos
Los neumocitos son las células que conforman los alvéolos pulmonares, por lo que hacen posible el intercambio de gases en los pulmones, haciendo llegar a la sangre el oxígeno y retirando el dióxido de carbono.
3. Enterocitos
Los enterocitos son un tipo de células epiteliales que constituyen los intestinos, por lo que permiten la absorción de nutrientes, haciéndolos llegar a la sangre.
4. Células papilares
Las células papilares, también conocidas como células de las papilas, son un tipo de célula epitelial que forman parte de la lengua y que permiten desarrollar el sentido del gusto, pues comunican con el sistema nervioso.
5. Células endoteliales
Las células endoteliales son aquellas que estructuran las paredes de los vasos sanguíneos, siendo, por lo tanto, imprescindibles para que arterias y venas transporten adecuadamente la sangre a lo largo y ancho del cuerpo.
6. Espermatozoides
Los espermatozoides son los gametos (células sexuales) masculinos. Producidos en los testículos a través de la espermatogénesis, estas células haploides se unen, durante la fecundación, con un óvulo, para permitir el desarrollo de un cigoto.
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7. Óvulos
Los óvulos son los gametos femeninos. Se trata de las células más grandes del cuerpo humano (0,14 milímetros) y las únicas que nunca se regeneran. La mujer nace con un número determinado de óvulos y cuando las reservas se terminan, acaba su vida fértil.
8. Células de Merkel
Las células de Merkel son aquellas que, estando situadas en distintos tejidos epiteliales, son responsables del sentido del tacto, pues son sensibles a cambios de presión y temperatura y están conectadas con el sistema nervioso.
9. Células pigmentadas
Las células pigmentadas forman parte de la piel y son aquellas especializadas en sintetizar melanina, el pigmento que, además de determinar el color de nuestra piel, nos protege de la radiación solar.
10. Glóbulos rojos
Los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos o hematíes, son las células sanguíneas mayoritarias. De hecho, el 99% de las células presentes en la sangre son de este tipo. Se trata de células sin núcleo ni orgánulos celulares, pues están especializadas únicamente en ser un transportador de hemoglobina, una proteína que, además de hacer que la sangre sea de color rojo, transporta el oxígeno y el dióxido de carbono por el organismo.
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11. Plaquetas
Las plaquetas, también conocidas como trombocitos, son células sanguíneas muy pequeñas (4 micrómetros) que, al igual que los glóbulos rojos, carecen de núcleo. Su función es la de formar agregados para que, en caso de una herida o un corte, la sangre coagule, evitando así hemorragias.
12. Linfocitos B
Los linfocitos B son un tipo de glóbulos blancos, los cuales, siendo también conocidos como leucocitos, son las células sanguíneas que constituyen el componente celular del sistema inmunitario, aquel que reconoce y neutraliza patógenos.
En el caso de los linfocitos B, se trata de células cuya principal función es la de producir anticuerpos, los cuales se unen a los antígenos de los patógenos para desencadenar así la respuesta inmune.
- Para saber más: “Los 8 tipos de células del sistema inmune (y sus funciones)”
13. Linfocitos T CD8+
Los linfocitos T CD8+ son glóbulos blancos que, después de haber sido informados de la presencia en el cuerpo de un patógeno, lo neutralizan. Del mismo modo, destruyen células de nuestro cuerpo infectadas por virus e incluso células cancerosas.
14. Linfocitos T CD4+
Los linfocitos T CD4+ son glóbulos blancos encargados de coordinar la respuesta inmunitaria ante una infección, estimulando a los linfocitos B para que produzcan mayores cantidades de anticuerpos y así acelerar la neutralización de la amenaza.
15. Macrófagos
Los macrófagos son glóbulos blancos que, después de ser alertados de la infección por parte de los linfocitos, se desplazan al lugar del problema y empiezan a fagocitar a los gérmenes, es decir, los absorben y los degradan en su citoplasma.
16. Células Natural Killer
Del inglés, “asesinas innatas”, las células Natural Killer son glóbulos blancos que, al igual que los linfocitos T CD4+, tienen la función de neutralizar y matar patógenos, pero en este caso no necesitan reconocer un antígeno. Todo lo que sea una amenaza, es neutralizado por estas células.

17. Células dendríticas
Las células dendríticas son glóbulos blancos que desarrollan dos funciones dentro de la respuesta inmune. Por un lado, fagocitan gérmenes, de modo similar a los macrófagos. Y, por otro lado, presentan los antígenos a los linfocitos para que estos sepan rápidamente dónde está la infección.
18. Eosinófilos
Los eosinófilos son glóbulos blancos especializados en neutralizar a parásitos. A diferencia de los otros leucocitos, útiles para combatir infecciones por bacterias, virus y hongos, estos eosinófilos, en caso de una infección parasitaria (como la tenia), se desplazan al lugar y segregan enzimas que matan al parásito.
19. Basófilos
Los basófilos son glóbulos blancos que, ante una infección, segregan todas aquellas sustancias que culminan con las respuestas locales de inflamación.
20. Neutrófilos
Los neutrófilos son los glóbulos blancos que llegan más rápidamente al lugar de la infección, segregando enzimas para empezar a dañar a los patógenos mientras llegan las otras células inmunes. Son el principal componente del pus.
21. Monocitos
Los monocitos son células que patrullan la sangre y, en caso de una infección, se diferencian en macrófagos para que estos desarrollen sus funciones.
22. Fibroblastos
Los fibroblastos son las células principales de los tejidos conectivos, pues se encargan de sintetizar colágeno, una sustancia química que da rigidez a muchas estructuras del cuerpo. Todos aquellos tejidos que mantienen los órganos en su sitio y dan integridad al organismo están formados por fibroblastos, que son las células más comunes del cuerpo humano.
23. Adipocitos
Los adipocitos son células especializadas en almacenar lípidos (grasas) en su citoplasma, cumpliendo con la importantísima función de servir como reserva de energía.
24. Mastocitos
Los mastocitos son células que contribuyen a la respuesta inmunitaria en el sentido que sintetizan sustancias como la histamina y la heparina, importantes para desencadenar la respuesta frente una infección y la consecuente inflamación.
25. Condroblastos
Los condroblastos, presentes en los tejidos cartilaginosos del cuerpo, son células con la función principal de sintetizar condrocitos.
26. Condrocitos
Los condrocitos son células producidas por los condroblastos que constituyen el componente principal de los cartílagos, que son estructuras elásticas sin irrigación sanguínea ni nerviosa (ni sangran ni tienen sensibilidad) que se localizan en los extremos de los huesos para lubricar las articulaciones y evitar el roce entre huesos y en distintas partes del cuerpo para moldear su forma, como la tráquea, la nariz o las orejas.
27. Osteoblastos
Los osteoblastos, presentes en todos los tejidos óseos del cuerpo, son células con la función principal de diferenciarse en osteocitos.
28. Osteocitos
Los osteocitos, que proceden de la diferenciación de los osteoblastos, son células que constituyen los huesos y que se organizan entre ellas dejando mucha matriz altamente mineralizada para que los 206 huesos del organismo sean duros y resistentes. Son el componente celular de los huesos.
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29. Células musculares
Las células musculares son aquellas que, organizándose formando fibras perfectamente unidas por tejido conectivo, constituyen todos y cada uno de los más de 650 músculos del cuerpo. Dependiendo de si su movimiento es voluntario o involuntario, forman el tejido muscular estriado o liso, respectivamente.
30. Neuronas
Las neuronas son células altamente especializadas en la generación y transmisión de impulsos eléctricos, por lo que son un componente primordial en el sistema nervioso. Se organizan entre ellas tanto a nivel de cerebro y de médula espinal como de nervios periféricos, estableciendo sinapsis entre ellas, un proceso bioquímico que permite la transmisión de información por el cuerpo.
- Para saber más: “Las 9 partes de una neurona (y sus funciones)”
31. Células gliales
Las células gliales, también conocidas como neuroglias, son el otro gran componente del sistema nervioso. A diferencia de las neuronas, no están especializadas en conducir impulsos nerviosos, sino en servir como soporte mecánico para, precisamente, estas neuronas.
32. Bastones
Los bastones son células del sistema nervioso presentes en la retina, permitiendo así el desarrollo del sentido de la vista. Están especializadas en captar las señales lumínicas de baja intensidad, por lo que son estos bastones los que nos permiten ver, aunque sea poco, en la oscuridad.
33. Conos
Los conos son células del sistema nervioso que, al igual que los bastones, están localizadas en la retina y permiten el desarrollo del sentido de la vista. Sin embargo, en este caso se encargan de captar la luz de alta intensidad (para ver de día) y, del mismo modo, permitir diferenciar los colores.
34. Células hepáticas
Las células hepáticas, también conocidas como hepatocitos, son aquellas que constituyen el hígado, el órgano más grande del cuerpo después de la piel. Estos hepatocitos están especializados en la síntesis de bilis, una sustancia que segrega el hígado y que ayuda a digerir los alimentos.
35. Odontoblastos
Los odontoblastos son el componente celular mayoritario de los dientes. Distribuidos por la pulpa dental, tienen la primordial función de sintetizar la dentina, una sustancia que mantiene en buenas condiciones el esmalte dental.
- Para saber más: “Las 10 partes del diente (y sus funciones)”
36. Células basales
Las células basales son aquellas que, como podemos deducir por su nombre, se encuentran en la base de la epidermis. Su principal función es la de producir nuevas células epiteliales, pues la piel, al estar siempre expuesta a daños, tiene que renovarse constantemente.
37. Miocitos cardíacos
Los miocitos cardíacos o células musculares cardíacas son aquellas que constituyen el corazón, permitiendo que el corazón sea una máquina muy resistente capaz de bombear sangre sin parar, latiendo más de 3.000 millones de veces y bombeando 2 millones y medio de litros de sangre a lo largo de nuestra vida.
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38. Células caliciformes
Las células caliciformes son todas aquellas que, estando localizadas en distintos tejidos y órganos, producen moco, una sustancia muy importante para humedecer, proteger y lubricar especialmente las vías respiratorias y el sistema digestivo humano.

39. Células renales
Las células renales son aquellas que constituyen los riñones, dos órganos situados por debajo de las costillas que, formando parte del sistema urinario, filtran la sangre. Estas células renales son capaces de retirar de la sangre todas las sustancias tóxicas (en apenas 30 minutos), las cuales serán eliminadas a través de la orina.
40. Células parietales
Las células parietales son aquellas que, estando situadas en las paredes del estómago, se encargan de producir y liberar en la cavidad gástrica ácido clorhídrico, imprescindible para la digestión.
41. Células peptídicas
Las células peptídicas también están presentes en las paredes estomacales y son importantes para la digestión, pero no sintetizan y liberan ácido clorhídrico, sino todas aquellas enzimas digestivas para degradar los nutrientes en moléculas más sencillas capaces de ser absorbidas posteriormente en los intestinos.
42. Células de las glándulas sudoríparas
Las células de las glándulas sudoríparas son aquellas que, localizadas en la piel, constituyen las estructuras que producen y liberan el sudor, una sustancia acuosa que tiene el objetivo de regular la temperatura corporal.
43. Células de las glándulas lagrimales
Las células de las glándulas lagrimales son aquellas que, estando ubicadas por encima de cada uno de los globos oculares, producen lágrimas constantemente, para humedecer la córnea, lubricar el párpado y proteger el ojo.
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44. Células de las glándulas salivales
Las células de las glándulas salivales son aquellas que, estando localizadas en distintas regiones de la cavidad bucal, producen la saliva, una sustancia que, además de iniciar la digestión de los alimentos, protege frente al ataque de patógenos que quieren colonizar la boca.
